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Déficits afectivos y deterioros en la adolescencia

Reinaldo Reyes Vivó, 2000  
Proyecto de investigación de Tesis doctoral
Departamento de Psicología Social. Facultad de Psicología. Universidad de Barcelona.
Directores: Dra. María Pilar González (Catedrática de Psicología de los Grupos) y Dr. Esteban Barrull.

 

Resumen

El hombre es un ser social. Como los hechos nos lo demuestran  no sobreviviría largo tiempo en un total aislamiento. El caldo de cultivo que posibilita su desarrollo personal son los intercambios sociales. El modelo biopsicológico propone la afectividad como moneda de cambio en esas interacciones. Aquí el afecto es el trabajo no remunerado que realizamos en beneficio del crecimiento de otro ser humano (M.P. González, E. Barrull,  et. al. 1998).

Es la adolescencia una etapa de cambios profundos. La aparición del vello en el pubis y en las axilas, el cambio de voz, el desarrollo muscular, etc., son algunos aspectos de la transformación física. Otros aspectos referidos al comportamiento evolucionan, como la búsqueda de nuevos grupos de referencia o la ruptura con las normas sociales. El pensamiento se renueva de contenidos y los adolescentes ponen en cuestión las certezas que hasta entonces  aceptaban. A nivel afectivo, aunque sigue siendo fundamentalmente dependiente, el adolescente va adquiriendo nuevas capacidades y con ellas nuevas responsabilidades. Es en el balance de los afectos donde se desarrollara el soporte de la personalidad del adolescente y es este el aspecto que centra nuestra investigación.

Nuestra hipótesis propone los déficits afectivos familiares como los causantes de los deterioros de la personalidad en los adolescentes y no las condiciones económicas, educativas o de estructura en el grupo familiar.

Para realizar la investigación seleccionaremos dos grupos de diez adolescentes. En ambas unidades de observación serán similares las variables de nivel económico, nivel educativo o de estructura familiar. El grupo experimental estará compuesto por sujetos con deterioros de la personalidad y que requieran de atención institucional. El grupo control estará constituido por adolescentes que no presenten deterioros de la personalidad.

Utilizaremos la entrevista como historia de vida para recoger los datos de la economía afectiva familiar. El análisis de los datos será cualitativo.

Planteamiento 

Que la afectividad ocupe un lugar central en la explicación del desarrollo de la personalidad no es nada nuevo. Lo que sí es novedoso es definir de una manera operativa este concepto. Proponemos una investigación en la que la los déficits afectivos se hacen determinantes en la génesis de los deterioros de la personalidad.

El enfoque Biopsicológico entiende al hombre como vida que evoluciona (Ch. Darwin, 1859). Desde las bacterias y protozoos pasando por los primates hasta llegar hasta nuestro estadio evolutivo actual podemos constatar como el esfuerzo por la supervivencia ha sido constante (R. Dawkins, 1975). Ya en los chimpancés (J. Goodal, 1982) se hace evidente lo fundamental de lo social en la vida de los primates. El ser social es el factor esencial del ser humano que coloca la afectividad en el lugar central que le corresponde (J. Torregrosa, E. Crespo, 1982). Esta necesidad del grupo, de los otros, genera normas, ritos y culturas que en sus formas son diferentes (E. Eibesfeldt, 1993). Pero en todas esas manifestaciones la ley del afecto está presente como base del desarrollo individual y amalgama grupal. El ser humano moriría si viviera solo y aislado.

La complejidad del ser humano actual (F. Munne, 1995) nos obliga a tener presente tanto las leyes grupales (M.P. González, 1997) como sus rasgos ancestrales heredados filogenéticamente en su sistema limbico (H. Laborit, 1975).

La afectividad forma parte de esa herencia en todos los seres sociales y en especial en aves y mamíferos que en el cuidado de sus crías dan una prueba evidente de esa necesidad afectiva. El afecto es la matriz de las posteriores relaciones sociales.

En la definición de afecto hemos introducido un componente clave, el esfuerzo. Entendemos éste como trabajo no remunerado que hacemos en beneficio de otro ser vivo. Este esfuerzo es energía que se dispensa a otro para que haga frente a las leyes de la vida con mayores probabilidades de supervivencia. Porque es un esfuerzo supone un gasto de energía y esto implica unos recursos limitados de los que podemos disponer. Hay un balance al que hemos de atender. El cerebro, órgano regulador de nuestras funciones, necesita contar con la información necesaria que disminuya su incertidumbre  (P.G. Álvarez, 1981) y poder tomar las decisiones oportunas que optimicen su orientación vital en una forma y acción precisas (V.J. Wukmir, 1967) en aras de optimizar las máquinas de supervivencia que somos (R. Dawkins, 1975).

¿Puede el déficit afectivo ser causa de deterioros de la personalidad? (M.P. González, E. Barrull, C. Pons y P. Marteles, 1998) es la cuestión que impulsa la hipótesis de esta investigación. A lo largo de más de quince años de experiencia clínica e institucional en el tratamiento de los deterioros de la personalidad de la infancia y adolescencia,  he intuido que siempre existía un mensaje cifrado común a todas los sufrimientos que mostraban estos niños y adolescentes.

Encontrar las bases científicas para entender ese mensaje y hacerlo operativo debe alentar la intervención social. Gracias al enfoque biopsicológico hoy tenemos una nueva herramienta para poder enfrentar y entender el dolor humano. Ese dolor tiene una formulación común y verificable en sus orígenes. Aunque estoy muy lejos de dar una formulación exacta si puedo indicar caminos de investigación.

Hemos centrado la investigación en los adolescentes dentro de su grupo familiar. La familia es el  grupo humano que constituye la pieza fundamental del edificio de la sociedad occidental. Las relaciones que se dan entre sus miembros son el crisol donde el individuo y la sociedad irán cimentándose o por el contrario derrumbándose.

En función de los recursos con los que contamos escogeremos un lugar geográfico, un tiempo y unas variables que hagan viable la investigación dentro del rigor científico exigible. Llegar a demostrar la validez científica de una hipótesis es el cometido de todo investigador. Y cuanto más generalizable sea, pues mucho mejor para el avance científico.

Nuestra hipótesis es que no son los déficits económicos, educativos o de estructura familiar los causantes del deterioro de la personalidad de los adolescentes sino el déficit afectivo en sus familias.

Producto de este orden de cosas es la aparición de nuevas enfermedades cuya etiología y tratamientos desbordan la capacidad de respuesta de la medicina y las ciencias sociales tradicionales. Ejemplos de estos deterioros son el cáncer, los trastornos alimentarios, las enfermedades coronarias y enfermedades mentales como la psicosis, la esquizofrenia y las psicopatías graves. Desde el presupuesto teórico que planteamos, estas y otras patologías, están conceptuadas como deterioros del balance afectivo.

La novedad y el impulso que estimula esta investigación es proponer el afecto como elemento clave en el deterioro de la personalidad de los adolescentes frente a otras variables como la economía, la educación o la estructura familiar. El afecto aquí no es un concepto ambiguo sino basado en los presupuestos de las ciencias naturales, tal y como ha sido desarrollado por M.P. González y E. Barrull, et. al. (1998).

Lejos de pretender añadir un mensaje definitivo a la concepción del ser humano lo que se propone es recoger la suficiente información como para reducir la incertidumbre sobre la etiología de los deterioros en la adolescencia. Esto es importante en una época en la que la sobresaturación de mensajes más que iluminar nos confunden y desorientan con lenguajes crípticos o experimentaciones interminables. La verificación cualitativa es un método científico indispensable frente a los procesos vitales, únicos e inabarcables en su totalidad.

Cuando reconozcamos al ser humano como parte de la naturaleza y su compleja evolución, la calidad de vida individual y social tendrá nuevas oportunidades. Podemos  plantearnos una serie de valores éticos, como la solidaridad y el altruismo, a los que hemos de orientar a nuestros jóvenes. Para que eso sea operativo hemos de tener en cuenta la importancia que tiene el equilibrio afectivo. Y no nos pasa solo a nosotros, tenemos una tendencia a considerarnos el centro del universo. La tierra entera es un ser vivo, con un sin fin de criaturas en su seno, que necesita al igual que nosotros los humanos de un equilibrio en sus energías. ¿Acaso nuestra soberbia nos hizo pensar que somos diferentes o superiores a las leyes naturales?.

Aquí desarrollaremos el análisis de ese equilibrio en términos de balance afectivo en el grupo familiar. La afectividad es el sol que baña nuestras relaciones. Al contrastar las variables económicas, culturales y de estructura con el balance afectivo de los grupos familiares que estudiaremos, estaremos abordando un enfoque biopsicológico que aportará nuevas informaciones a nuestra incertidumbre.

Metodología

Población y Muestra.

Las unidades de observación (O) serán grupos familiares de Cataluña, residentes en esta Comunidad Autónoma desde hace más de dos años. El número total de familias será de veinte (On=20). Serán dos grupos de diez familias.

Un grupo “O1”, integrado por diez familias que tengan a uno de sus hijos en tratamiento asistencial y o institucional. Estos menores ha de padecer algún tipo de deterioro de la personalidad.

El grupo control “O2”, integrado por diez familias con algún hijo adolescente. Las características económicas, culturales y de estructura familiar de este grupo serán semejantes a la del grupo experimental “O1”.

Recogida de datos.

Técnica.

bulletUtilizaremos la entrevista al adolescente como historia de vida.
bulletSerá anónima y voluntaria.
bulletSeguiremos los principios éticos y de protección al derecho a la intimidad de los menores y sus familias. Duración máxima de la entrevista 1 hora.
bulletRegistraremos en cinta las entrevistas para asegurar la trascripción fidedigna.

Recursos humanos.

Dos investigadores. Un investigador “I1”, realizando la entrevista y otro, “I2” encargado de la grabación y de hacer la función de observador.

Otros aspectos.

bulletDibujaremos el organigrama familiar. Incluiremos a aquellos miembros que compartan o hayan compartido, durante un tiempo significativo, la vida doméstica del núcleo familiar.
bulletEn la entrevista formularemos preguntas que recojan información de la relación afectiva entendida como intercambio de esfuerzos y trabajo en beneficio del otro, dentro de la familia del adolescente.
bulletDiferenciaremos opiniones de sentimientos. Distinguiremos entre la responsabilidad de los trabajos y las acciones que eludan responsabilidades y solo expresen buenas intenciones. Buscaremos la objetividad.
bulletLas preguntas serán abiertas y se orientaran en función de las respuestas del entrevistado.
bulletChequearemos el estado de salud de los miembros que compartan la vida doméstica de la familia.
bulletControlaremos factores ambientales durante la entrevista. Tales como intimidad, iluminación, aislamiento de terceras personas, etc.
bulletRecogeremos las características de personalidad y las conductas significativas de cada individuo del grupo familiar.
bulletRegistraremos el nivel económico y cultural de la familia. Las preguntas respetaran estos aspectos.
bulletLos aspectos relacionados con el lenguaje no verbal, como sudación, tono de voz, gestos, etc. Serán registrados por el segundo investigador “I2”.
bulletTodos los datos serán transcritos con nombres que preserven el anonimato del entrevistado.

Procesamiento de los datos.

Las entrevistas han de permitir recoger la suficiente información para determinar si existe déficit afectivo en la familia del adolescente. Este déficit ha de poder ser entendido en términos de trabajo no remunerado en beneficio de otra persona.

Resultados.

El procesamiento de los datos que nos aporten las entrevistas nos permitirá registrar información basada en datos empíricos. Una vez finalizada la recogida de datos estaremos ante hechos que no serán fruto de especulación teórica ni de manipulación experimental. Serán testimonios de personas humanas.

Discusión y conclusiones.

La potencia teórica que enmarca la investigación esta soportada por su base en las ciencias de la naturaleza. Esto no garantiza, por sí solo, la verificación de la hipótesis ni el rigor en el tratamiento de los datos. Pero si nos da una ventaja de salida. Es un trabajo de campo que nace con la voluntad de poner luz en la práctica diaria del tratamiento de la problemática de los adolescentes y por añadidura de los deterioros de personalidad causados por los déficits afectivos.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

Darwin, Ch. (1858). “El origen de las especies”. Espasa Calpe. Madrid.

Dawkins, R. (1995). “El gen egoísta”. Salvat. Barcelona.

Díaz-Aguado, M.J.(1996). “El desarrollo socioemocional de los niños maltratados”. Publicaciones del Ministerio de Asuntos Sociales. Madrid.

Eibl-Eibesfeldt, I (1993). “Biología del comportamiento humano”. Alianza. Madrid.

Gil Álvarez, P. (1981). “Teoría Matemática de la Información”. ICE. Madrid.

González, M.P. (1997). “Orientaciones teóricas fundamentales en psicología de los grupos”. EUB. Barcelona.

González, M.P. (Coordinadora) (1997). “Psicología de los grupos. Teoría y aplicaciones”. Síntesis. Madrid.

González, M.P., Barrull, E., Pons, C. y  Marteles, P. (1998). "¿Qué es el afecto?" En http://www.biopsychology.org/biopsicologia/articulos/articulos.htm.  

González, M.P., Barrull, E., Pons, C. y  Marteles, P. (1998). "¿Puede ser el déficit afectivo una causa de enfermedad?" En http://www.biopsychology.org/biopsicologia/articulos/articulos.htm.

Goodall, J. (1994). “A través de la ventana”. Salvat. Barcelona.

Laborit, H. (1975). “Introducción a una biología del comportamiento”. Península. Barcelona.

Munne, F (1989). “Entre el individuo y la sociedad”. PPU. Barcelona

Torregrosa, J.R. (1982). “Emociones sentimientos y estructura social”. En “Estudios básicos de Psicología Social”. J.R. Torregrosa y  E. Crespo. Hora. Barcelona.

 Wukmir, V.J. (1967). “Emoción y sufrimiento”. Labor. Barcelona.

 

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Última actualización:
22/03/06