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Caso 3: La historia afectiva de Juan.

E. Barrull, 2000

 

De los datos que se recogen en las dos entrevistas podemos sacar las siguientes conclusiones:

1) Juan (el entrevistado) recibió muy poco afecto de sus padres.

2) Pero consiguió seducir a una mujer capaz de ofrecerle el afecto necesario.

3) Y además, encontrar afecto en su suegro, con lo que su vida ha mejorado mucho.

4) Por eso, Juan ha aprendido a no malgastar sus esfuerzos afectivos, gracias a todo lo cual puede sostenerse.

 

1) Juan (el entrevistado) recibió muy poco afecto de sus padres.

Aunque cuenta pocas cosas de sus padres, todas apuntan en la misma dirección, la falta de afecto (ayuda) para su desarrollo.

Está claro que no podía recibir afecto del entorno familiar de sus padres, ya que no tenía relaciones con la familia. "O sea, no te puedo decir cuantos tíos tengo..."

De su padre nos dice "Era muy difícil verle". Y nos apunta el problema de su relación con su padre "lo más normal en un padre... bueno... es que, si alguien te defrauda... porque a lo mejor, él, el único hijo que tiene no es lo que él quiere. O sea, que, igual le pasaba... Luego, cuando yo jugaba al fútbol, mi padre no venía a verme... y jugaba en jugadores juveniles y... ¡ no venía a verme ! Y me dijo que no le gustaba que yo jugara al fútbol." Es decir, su padre tenía unas aspiraciones en él, pero no tenía la capacidad para ayudarle a lograrlas. Simplemente esperaba que su hijo se desarrollara por sí mismo y no lo consiguió, así que le defraudó.

De su padre nos dice que era muy rígido, es decir, que le impidió expresar libremente sus ideas: "yo nunca he discutido por eso ... no por ideas" o " Pero ¡vamos! Yo no era malo, ¿eh? Yo no era malo. Ni fumaba ni bebía ni nada... yo era deportista. Sólo iba a entrenar y a jugar". Un niño necesita sacar su agresividad, expresar sus ideas, su descontento, su angustia, ser travieso, malo, ya que de lo contrario, la agresividad se acumula en su interior interfiriendo su desarrollo intelectual y amenazando su estabilidad somática. Pero esto sólo lo puede hacer si sus padres tienen la capacidad para recibir dicha agresividad, lo cual no es el caso de los padres de Juan.

El valor del deporte, para Juan, era el de poder sacar un poco su agresividad: "Yo era muy tímido. Mucho, mucho. Era hasta peligroso. Yo era muy vergonzoso. Yo, hasta que no me relacioné con esto de jugar al fútbol y a hablar con gente... no empecé a espabilarme. Yo parecía tonto". Es evidente que el interés de Juan por el deporte fue una cuestión de vida o muerte. A pesar de defraudar a su padre, Juan sintió que debía buscar una salida, un entorno más afectivo, donde pudiera expresarse y liberar su agresividad.

La actitud de su padre pesaba como una losa sobre las oportunidades de desarrollo de Juan: "Yo llegaba a casa, y llegaba con un corte del trabajo y me curaban, o llegaba con alguna herida de jugar al fútbol y mi padre me decía “¡Pues no vayas!”

Por parte de su madre, fue extremadamente sobreprotegido, sobretodo dado que estaba "arropado" por cuatro hermanas (dos mayores que él): "Mucha, mucha. Yo soy el niño... y.. ¡ hay que cuidarlo !". Su madre es 10 años más joven que su padre, lo cual favorece que la relación afectiva padre-madre sea desequilibrada en favor del padre. Esto se corresponde con lo que Juan nos dice: (el padre) "No se enteraba... y mi madre lo escondía todo. Y luego ella se llevaba todos los palos." o "La que esconde todo. La que se lleva todos los palos. La que da todo por los hijos... Sí, sí, sufridora sobretodo. Y nunca apreciada, la verdad." Por un lado, nos confirma que era sobreprotegido por su madre (lo escondía todo) y, por el otro, nos confirma la relación desequilibrada con su padre (recibía todos los palos y nunca apreciada -de y por su padre-)

Pero a pesar del aparente cuidado de su madre, "es que tampoco a mi madre le contaba las cosas. Para contar mis cosas tenía más confianza con mis hermanas. Con la que viene después de mí". Su madre no era una fuente de afecto, no podía contarle las cosas (problemas), sólo a su hermana mayor.

En realidad, en vez de que su madre trabajara para que sus hijos pudieran estudiar, fue al revés, fueron ellos lo que dejaron de estudiar para que su madre pudiera dejar de trabajar: "Trabajaba, trabajaba. Trabajaba hasta que crecimos y empezamos a trabajar los 3 más grandes. Entonces ya la dejamos que se quedara en casa, porque hacía faena. O sea, limpiaba y eso". Probablemente, la clave para comprender el porqué los hijos se pusieron a trabajar fue el carácter de "sufridora" de su madre que debió volcar sobre ellos. Ellos se sintieron responsables del "sufrimiento" de su madre, así que sacrificaron sus vidas para que su madre no sufriera tanto.

Efectivamente, a pesar de ser 10 años más joven que su marido (el padre de Juan) la madre de Juan tiene una salud mucho más deteriorada que su marido, ¡pero mejor que Juan! "mi madre de salud tiene ahora un problema. Con la tensión tenía problemas, le subía y le bajaba o era hipertensa o algo de eso"; "Se tomaba un “fajón” de pastillas para estar un poquito bien"; "se durmió y no podían despertarla. Se tomó unas que eran contra... contraindicantes con las otras, y por lo visto la dejó “tronqui”, y no podían despertarla", mientras que de su padre sólo puede decir: "Mi padre está cascao pero eso es de trabajar ¿no? Es algo de espalda y las rodillas, que las rodillas es lo que he heredado". Es decir, que siendo mucho mayor que su mujer, el padre de Juan goza de una buena salud muchísimo mejor que la de su propio hijo. No es ninguna paradoja, ni ninguna casualidad, es simplemente el resultado de los intercambios afectivos entre ellos.

Por supuesto, la falta de afecto (ayuda) tuvo varias consecuencias graves para Juan. En primer lugar, no pudo desarrollarse intelectualmente: "El recreo. El recreo lo aprobaba. Y.. el bachiller no lo acabé. No, porque entonces estudiaba por las noches y trabajaba por la mañana... trabajaba aquí en el mercado y me levantaba a las 4 de la mañana." Juan fracasó en los estudios, a pesar de que su padre quería que fuese médico: "Claro, imagino que, a lo mejor a mi padre, igual a él le hubiera gustado que yo fuera médico". Lo quería pero no tenía en sus manos la capacidad para ayudarle a conseguirlo, no tenía la capacidad para proporcionarle el afecto necesario.

Y la razón de su fracaso no puede atribuirse a una falta de capacidad o de interés en Juan: "Personalmente me gusta mucho estudiar. Yo... he aprendido informática y no he ido a ningún sitio. Con el ordenador ahí dentro. Y he aprendido y he hecho animación por el ordenador. O sea, me gusta estudiar, lo que pasa es que de pequeñito pues me gustaba más jugar al fútbol. Y no me arrepiento, porque me lo pasaba yo muy bien y disfruté mucho", o bien, hace poco, "Hice un curso de realizador de vídeo, porque me hacía mucha ilusión y tengo el diploma y he hecho un corto. Tengo guiones escritos. Pero lo hice todo en aquella época, porque tenía que presentar guiones para convencer a la gente para hacer trabajos contigo, sino tenías que hacer trabajo que otros ponían. Entonces yo presentaba unos guiones y... bueno. Hice una historia bien hecha, la presenté y gustó muchísimo. Conseguí un grupo y lo hicimos. Luego quedó un churro, pero bueno. No, luego lo ves y dices: se podía haber hecho mejor, ¿no? Pero quedó muy bien, muy bien. Se rodó en esta casa. Había un día de rodaje interior y otro de exteriores. Y fue una experiencia buenísima."

En segundo lugar, padeció graves problemas de salud ya desde muy pequeño: "Y aparte, yo cuando era pequeñito estaba enfermito. Es verdad. Me faltaba una vértebra y.. si no se creaba una especie de cartílago allí, igual me tenían que operar de la columna ... y con el fútbol, con el deporte, pues se me puso la columna bien. Yo, es que, la verdad es que de pequeñito me lo pasaba muy mal, porque en invierno, siempre me pillaba dos meses fijo en cama. Y fue muy feliz mi infancia, ¿eh? Sí, porque tenía reuma, y todo eso se me fue yendo de golpe. Yo me ponía a correr, y cuando me paraba me dolían las rodillas y los talones. Luego me puse a jugar al fútbol en serio, con entrenos y todo eso, y entonces, quizás también el crecimiento y se me fue todo. Pero me tiré pues 3 años así." Juan nos dice, a su manera, que efectivamente, el deporte le salvó la vida in extremis. Si hubiera seguido los consejos de su padre, quizás ahora ya estaría muerto o con una salud muy deteriorada.

Pero un niño sólo, sin el afecto necesario no puede resolver sus problemas, de ahí que siguió padeciendo problemas de salud: "yo tuve un ataque de ansiedad... y.. sí, me afectó bastante, vamos, porque no es que me cambiara el carácter, ni mucho menos, pero, dejé de fumar. No fumaba mucho, porque aparte empecé muy tarde, empecé cuando me operaron de la rodilla y entonces dejé el fútbol. Y entonces lo dejé por eso, porque al no poder jugar, me ahogaba, pero me ahogaba psicológicamente y no me pasaba nada, pero lo dejé por eso y dejé de fumar." El deporte no era suficiente, ni mucho menos, para obtener el afecto que necesitaba para sobrevivir. Sus problemas en la rodilla se derivaban de que ni el deporte ni en su incipiente relación de pareja compensaban la falta de afecto de sus padres, y por tanto, tenía que sobre-esforzarse al máximo para obtener el mayor afecto posible, siendo el mejor, el más admirado, el que más rendimiento proporcionaba al equipo, etc. La agresividad acumulada se manifestó en angustia (cerebro) y en la rodilla. Tenemos que tener presente que entonces su relación con su novia era aun de cortejo y no podía expresar su agresividad en ella.

 

2) Pero consiguió seducir a una mujer capaz de ofrecerle el afecto necesario, gracias a lo cual, vive con un relativo bienestar.

Juan conoció a su mujer a los 15 años, es decir, justo cuando empezó a trabajar. Tenía que salir desesperadamente del entorno familiar y encontrar fuentes alternativas de afecto.

Un primer dato que nos orienta hacia esta conclusión es que parece que fue Juan quien sedujo a su mujer, es decir, que fue Juan quien se enamoró de ella y consiguió seducirla y comprometerla. A pesar de su gran timidez, nos dice: "Sííí... pero yo iba, yo iba... me costaba pero iba. Luego le decía una tontería y me iba... pero bueno". Es decir, fue él quien cortejó a su mujer, quien la fue a buscar. Esto significa que Juan sintió que su (futura) mujer tenía la capacidad de ayudarle, de ser una fuente de afecto para él, por eso fue a buscarla.

También, podemos corroborar esta conclusión cuando nos habla del matrimonio, que fue por su comodidad: "Más que más porque yo me tenía que ir cada noche a Cornellá. Salía de aquí el mercado, iba para casa y cogía el metro, porque el coche siempre me dejaba tirado y entonces llegaba muy tarde a mi casa. Pero luego te lo planteas, pero no porque estuviera cansado de ser novios... ¡ni mucho menos! , sino por comodidad..." Efectivamente, él se casó cuando a él (y no a su mujer) le fue necesario, cómodo, conveniente.

En cuanto al carácter de los dos se confirma en la misma dirección: "yo soy más brusco. Yo, antes, no soy que fuera más romántico... pero, bueno, yo quizás soy más brusco. Ella sí... ella es más cariñosa y eso" o "yo soy más rígido que mi mujer". Aquí se ejemplifica una característica fundamental del mecanismo del cortejo: yo, antes, era más romántico. Es decir, para conquistar a mi futura mujer, a quien puede ser una fuente de afecto para mi, necesito mostrarme cariñoso, romántico, afectuoso. Pero una vez he conseguido mi propósito, una vez he asegurado mi "presa", ya puedo mostrarme tal y como soy, es decir, más brusco, más rígido. Ella sigue siendo más cariñosa porque así es, así es como él la vio por primera vez, sin cortejo, sin camuflajes.

En la segunda entrevista tenemos más datos que nos confirman esta conclusión. En primer lugar, vemos como le pide ayuda a su mujer ¡simplemente para saber la edad de sus propios padres! "¡Nena! ¡Yujuuu! ¡Yuju, yujuuu! Ven, que me preguntan la edad. Es que no tengo ni idea" Además, el tono de la demanda indica una actitud ciertamente poco respetuosa con su mujer (Nena, yujuuu), lo que se confirma acto seguido "¡Cómo! ¿Le dices de usted? Por favor..."

Por el contrario, su mujer no demuestra tener ningún interés por inmiscuirse en la entrevista de su marido: "¿Algo más? ¿Me voy?" Sabe que es una entrevista personal y que, por respeto, no debe interferir. Seguramente tiene mucha tarea que resolver y no necesita controlar lo que pueda decir su marido. Muestra, por tanto, un alto grado de independencia con respecto a él.

En el reparto de responsabilidades se aprecia claramente el desequilibrio entre Juan y su mujer: "colaboro, o sea, que no he tenido ningún problema. Lo que pasa es que nunca nos hemos puesto a medirlo. No hay nada establecido para esto." y "pero yo hago muy poco. Yo hago muy poco", aunque antes: "no hacía nada", porqué "tampoco hay que hacer muchas cosas, ¿no?". Se puede apreciar claramente como Juan no participa en absoluto en las responsabilidades familiares.

Pero nuestras posibles dudas quedan del todo aclaradas en la siguiente frase: "O quizás también, porque la mujer que tengo es muy resolutiva... y no hace falta". En resumen, no hace nada porque su mujer es muy resolutiva, es muy eficaz, es muy trabajadora. A pesar de que ambos trabajan fuera de casa, ambos aportan capital económico al sostén familiar, quien asume todas las demás responsabilidades es su mujer. Esto es lo que vio Juan en su mujer cuando la conoció por primera vez, en el mercado. Se dio cuenta de que esa muchacha que correteaba por allí era muy espabilada, muy resolutiva, y que era lo que él precisamente necesitaba. Y a pesar de su gran timidez, se esforzó por conseguirla, por cortejarla, y lo logró.

Esta dependencia afectiva de Juan respecto a su mujer queda reafirmada cuando dice: "Mi mujer, aparte, yo tenía dudas sobre esto, y yo se lo comenté a ella y me dijo “No, no, tú se lo dices a tu madre y nos vamos para allí" Juan necesita que su mujer le confirme y le de seguridad en sus opiniones y acciones. 

Por último, los hechos acerca del reparto del premio de lotería confirman claramente cualquier posible duda con respecto a la existencia de un claro desequilibrio afectivo en la pareja: "Nos tocaron unos 10 millones en los ciegos. Lo primero que se me pasó por la cabeza es, muchas cosas, después me tuvieron que frenar". Según mis cuentas (que el lector puede comprobar en la entrevista), de los 10 millones, 5 los guardaron como ahorro y de los 5 restantes, 2,6 fueron para un coche nuevo para él, aunque ahora él se esfuerza para que su mujer también lo utilice y así justificar que el gasto ha sido para los dos. Luego se compró una bicicleta nueva y un ordenador nuevo bastante caro, pongamos 0,6 millones. El resto, aproximadamente 1,9 millones fueron para los muebles del piso y un aparato de sordera para su suegra. En resumen, de los 5 millones no se gastó nada importante que fuera exclusivamente para su mujer, algo que refleja objetivamente el desequilibrio afectivo en la pareja.

En consecuencia, su mujer ya empieza a manifestar síntomas de descuido personal que a la larga se convertirán en graves problemas de salud: "Sí, sí, de salud está bien. Tendría que hacer un poco de ejercicio, que no lo hace, pero más que nada, porque tiene problemas de circulación, pero es también porque no hace ejercicio. Más que nada es eso". Ella ya no tiene ni tiempo ni fuerzas para cuidarse de sí misma, tiene demasiado trabajo y tiene que ser "una persona muy sensata", porque "¿No ves que yo soy un poquito loco?", es decir, ¿no ves que puedo vivir muy bien gracias a ella, que puedo despreocuparme porque ya se preocupa ella?

En definitiva: "yo estoy muy enamorado de ella... encuentro que es la mejor persona que podría estar conmigo. Porque sabe estar". Su sentimiento no puede ser más claro aunque no se da cuenta de que esta situación no podrá durar por mucho más tiempo, ya que su mujer se irá deteriorando progresivamente hasta la enfermedad y, quizás, la muerte. O bien, su mujer le abandonará cuando pueda ser conciente del gran desequilibrio afectivo que hay entre los dos.

Como último detalle, es interesante comentar su tendencia, que por cierto es muy general, a camuflarse detrás de las "buenas intenciones": "siempre se hace con la buena intención. Las cosas que se hacen con mala intención, malo. Si las cosas se hacen con buena intención... aunque la gente falle... tú lo has hecho con buena intención". Efectivamente, afecto es trabajo en beneficio de otros, y no intención en beneficio de otros, ya que la intención sí que es gratuita. Las personas que no tienen la capacidad de poder ayudar realmente a las demás (a su pareja, a sus amigos, a sus hijos) encuentran justificación a sus limitaciones en "la buena intención". Esta es una de las "armas" que utilizan para justificar sus errores o su falta de ayuda real a los demás: "sí, pero lo he hecho con buena intención". Por desgracia, suele ser efectiva, y muchas personas sufren graves problemas debido a que soportan relaciones en las que el otro sólo puede ofrecerles "buenas intenciones".

 

3) Y además, encontrar afecto en su suegro con lo que su vida ha mejorado mucho.

Su suegro ha muerto hace 4 meses. Y lo primero que nos dice es que tuvo mucha más relación con él que con sus padres: "Sí, mucho. Mucho... llevo 20 con mis suegros y 15 con mis padres. O sea que, llevo más tiempo con ellos que con mis padres." La falta de afecto en sus padres le obligó a refugiarse bajo el amparo de la familia de su mujer, fundamentalmente de su suegro.

Su relación con su suegro queda completamente aclarada en esta cita: " Mi suegro, mi suegro era pues... era una persona maravillosa, pero era un poquito más brusco, como es normal. Y era muy reservado. Lo malo que tenía es que era muy reservado. Todo se lo guardaba. Pero era una persona estupenda. Aparte que ahora era... el amigo que tenía. O sea, que lo tenía como un amigo. O sea, tenía yo más roce con él que su hijo mismo. Yo me iba a jugar al tenis con él cuando era más pequeñito, cosa que su hijo nunca ha hecho. Yo me iba a jugar a fútbol con él. Yo he hecho más cosas con él que su propio hijo." Aquí Juan nos desvela muchas claves. En primer lugar, que su suegro era una persona muy afectiva hacia él, una persona en la que Juan encontró parte del afecto que no pudo recibir de sus padres. Además, nos da la clave del enfrentamiento padre-hijo entre su suegro y el hijo de éste. Juan entro en escena cuando tenía 15 años, se introdujo y fue un serio competidor para el afecto que su suegro podía ofrecer. Su cuñado nunca se lo perdonó, ni a su padre ni a él. Desde entonces, el enfrentamiento Juan - cuñado ha sido permanente.

Por último, su suegro acaba de morir y no nos debería extrañar en absoluto esta muerte, por lo que nos dice Juan en este párrafo. Su suegro, fue una persona inclinada a proporcionar afecto, a pesar de que ello pudiera perjudicarle. La actitud que tuvo con Juan, quien no era su hijo, probablemente fuese general: "Pues mi suegro también tenía un problema que... que él pensaba que se iba a quedar sin dinero. Y que cuando, por ejemplo, cuando a mí me dejó dinero para hacer las obras del piso, le estaba pagando. Y pensaba él  “cuando éste deje de pagarme...”. También dejó dinero a mi cuñada para comprarse la moto". A pesar de no sobrarle el dinero, es esforzó para proporcionárselo a Juan y a su hija.

Esta actitud de generosidad, por encima de sus posibilidades, fue desgastándolo paulatinamente hasta morir a los 64 años, incluso sin dar ningún problema, repentinamente, como suele ocurrir.

 

4) Por eso, Juan ha aprendido a no malgastar sus esfuerzos afectivos, gracias a lo todo cual puede sostenerse.

Aprender a sobrevivir sin afecto ha hecho que Juan sea muy precavido en sus relaciones afectivas. No está dispuesto a proporcionar afecto fácilmente. Gracias a esto, Juan puede sobrevivir bastante bien con el afecto que recibió de su suegro y el que sigue recibiendo de su mujer, ya que no lo pierde, al menos, en otras relaciones. Nuestro sistema social está basado en el intercambio de afecto y un gran número de normativas sociales "obligan" a tal cesión aunque pueda ser perjudicial, pero Juan ha aprendido a contrarrestar los sentimientos de culpa que tales normativas suelen provocar.

Así, con sus primos de los cuales no recibe afecto nos dice: "Dos se han casado y no he ido a ninguna boda".

Con su mejor amigo rompió a causa de la mujer de éste (competencia). Una vez rota la relación, él no está dispuesto a esforzarse para recuperarla, cosa improbable, e incluso no siente deseos de que así sea: "Ahora cuando tenga el niño iré y le llevaré unos bombones y ya está. No iré más. ¿Entiendes? Porque ya me notaré yo que ahí sobraré. Mira, que le vaya todo muy bien, pero que le venga de culo"

Otro ejemplo lo encontramos en sus relaciones actuales en el deporte: "¿A mí? Si me cayera mal, no lo tendría en el equipo". Es decir, no tiene ningún problema en deshacerse de personas que puedan ser problemáticas para él (que no le proporcionen afecto). Y en general: "A ver, si un tío me cae mal, no le doy la mano. Si un tío me cae mal, no le digo “¡Ei! ¿cómo estás?” Nooo, paso de él"

También se refleja esta actitud en su relación con su cuñado, el hijo de su suegro: "Porque yo le he dicho a mi suegra, o sea, yo visitas en mi casa... no me importa. Pero hay alguna gente que no entra en mi casa. Y no quiero este problema"

Aunque contravenga las normas sociales de cortesía, este aprendizaje es una suerte para Juan ya que evita la posibilidad de perder el poco afecto que recibe y que tanto necesita para sobrevivir.

 

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Última actualización:
22/03/06