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"La desamortización de Mendizábal en la provincia de Zaragoza (1836-1851)".  P. Marteles, 1990. (pmlemr@gmail.com)

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6.4.- LA ACTUACIÓN DE LOS REMATANTES DE LAS SUBASTAS

En este epígrafe se ofrecen cuatro cuadros que tratan de cuantificar algunos aspectos de la figura de los rematantes de las subastas. En nuestro estudio ha acaparado constantemente toda la atención la figura del comprador, pero como sabemos, muchos de ellos lo hicieron a través de intermediarios y no está de más dedicar alguna reflexión a los licitadores a los que se adjudicaron las fincas en las subastas. De paso, debería decirse que algunos trabajos sobre la desamortización casi se han limitado a contemplar al rematante considerándolo como si fuera el comprador o beneficiario de la desamortización y ello implica una notable deformación de la realidad. Hubo algunos sujetos que fueron rematantes importantísimos y sin embargo apenas se quedaron con unos pocos bienes; y los hubo también, incluso, que a pesar de rematar una buena cantidad de ellos no se quedaron definitivamente con ninguno (en el cuadro 198 se ofrece información sobre los 90 sujetos más notables en este sentido).

Un primer aspecto a resaltar en este apartado es que hemos sometido a examen la hipótesis previa de posibles intercambios de fincas entre los distintos interesados. Considerando la identidad de todos los rematantes y compradores definitivos de las 6.580 fincas estudiadas, no hemos hallado ningún caso de cesiones mutuas o intercambio. Ello no agota todas las posibilidades pues no hemos controlado los posibles intermediarios en las fincas traspasadas dos o tres veces, pero de todas formas creemos que puede tomarse como evidencia de la ausencia de un fenómeno que podría indicar la presencia de apaños previos entre algún grupo de compradores que actuasen conjuntamente para desbancar a otros licitadores de la subasta. Con todo, de haberse producido el hecho, tampoco estaría claro a priori si el intercambio significaba un apaño previo o por el contrario pondría en evidencia la ausencia del mismo. Para poderlo matizar habría que haber acudido a los datos de la subasta concreta de esos bienes y ver si los rematantes habían actuado en la misma fecha, observar la mejora de las distintas fincas, etc.

Los porcentajes de los cuadros suelen remitir al total de la provincia. Con respecto a la última fila con totales debe advertirse que los datos corresponden a los valores totales de las fincas afectadas por el enunciado del cuadro. Con respecto al número de rematantes el total de columna es correcto (por ejemplo, los 512 que ceden del cuadro 138) ya que las filas corresponden a sujetos distintos (un rematante no puede aparecer clasificado a la vez como que ha cedido a un sólo comprador en una fila y luego a tres), pero la identidad de los compradores sí puede repetirse en filas distintas (un comprador puede recibir de muchos tipos de rematante) y por consiguiente el total de 1133 no es el total de columna sino el de referencia como total de compradores distintos de la provincia.

El CUADRO Nº 138 clasifica a todos los rematantes que traspasaron en alguna ocasión en función del número de compradores distintos a los que cedieron. La gama de situaciones oscila desde la abundancia de rematantes que traspasaron bienes a uno, dos o tres compradores hasta los casos extraordinarios de sujetos que cedieron bienes rematados por ellos a 32, 43, 55 y 62 compradores diferentes. El contraste entre las columnas de "media de número de fincas" del rematante y el comprador ilustran con toda claridad, a partir de la fila de los que ceden a más de 7 compradores, que debemos identificar a un reducido grupo de personas como activos licitadores que acaparan muchas fincas en las subastas para luego cedérselas a otros interesados.  Lo que a la vez no cabe duda es que a estos sujetos no se les puede aplicar el calificativo de testaferros u hombres de paja de algún comprador en concreto ya que lo hacen para múltiples interesados.

 Si nos fijamos en el enorme desembolso en reales que supone la suma de los remates de la mayoría de estos grandes "cededores" resulta difícil creer que fueran personas que asumieran personalmente el riesgo de actuar por su cuenta y, probablemente, debe tratarse de agentes que actúan para otros por encargo. Ello no tiene nada de ilegal, extraño o sorprendente, y lo raro sería que no hubiera ocurrido así. A estas figuras cabría asignarles probablemente un protagonismo importante como "gestores" de la desamortización. Los cuatros sujetos más destacados en este sentido se llevaron ellos solos el 10% de las pujas y canalizaron el 8.3% del total de los remates de la provincia.

El índice global de mejora en subasta de todas las fincas que fueron traspasadas es ligeramente superior al total provincial, y aunque se dan altibajos en los índices los únicos casos verdaderamente llamativos dentro de este grupo de agentes vienen dados por el que traspasó a 25 compradores diferentes y el que lo hizo a 43. El conjunto de sus mejoras en la puja fue realmente bajo, pero también lo es su media de remate y valor inicial de la finca, hecho que nos hace pensar en fincas del clero secular más que en las del regular.

Los CUADRO Nº 139 y Nº 140 vienen a ser un desglose del anterior. El segundo es probablemente el de mayor interés pues nos ofrece una perspectiva inédita de la desamortización al ocuparse en exclusiva de los rematantes que no se quedaron con ninguna finca. A muchos de ellos se les podría unir al centenar de casos aproximadamente de "quebradores puros" que tampoco se quedaron nada y quebraron las fincas rematadas. Algunos de los rematantes que cedieron son personajes que en ocasiones traspasaron alguna finca pero en otras se declararon irremisiblemente en quiebra.

El total de fincas vendidas por esta vía fue de 827 (12.7% del total) y afectó al 18.2% de los remates y 13.7% de la extensión rústica. Forman un conjunto de 245 rematantes para los que no hemos realizado ningún cuadro por vecindades, pero las más de las veces son vecinos de Zaragoza, con un relativamente modesto número de fincas por comprador entre los que traspasan hasta a 7 compradores y entre los que figuran tres que llegan a ceder hasta a más de 10 compradores. Las medias de remate y valor inicial de las fincas de los que ceden hasta a 3 compradores (el 93% de los rematantes) son bastante elevadas pero si observamos el número de fincas afectadas y las que tienen extensión se deduce que buena parte de ellas eran fincas urbanas cuyo valor inicial era más alto.

Tratar de adentrarse en el detalle de la explicación de los traspasos es un tema que exigiría muchas páginas y más información de la manejada. No podemos entrar en ello, pero sería interesante poder llegar a deslindar las motivaciones del traspaso en función de que fuera rústica o urbana, la ubicación de la finca, el momento en que se produce la cesión, etc. No es lo mismo que el cededor sea un sujeto de Zaragoza que lo hace antes de pagar el primer plazo a otro de un pueblo en el que se halla la finca, que el que cede sea uno del propio pueblo y que lo haga una vez abonado algún plazo, etc.

Finalmente, el CUADRO Nº 141 viene a ser una perspectiva distinta de los mismos datos contenidos en el cuadro 138. Ahora la clasificación se organiza en torno a categorías de compradores que se establecen en función del número de rematantes distintos de los que reciben bienes. La columna de compradores arroja un total de 680 sujetos que adquirieron bienes por cesión (independientemente de que en ocasiones puedan ser rematantes) y la columna de rematantes deja de ser tan significativa pues el mismo rematante puede salir en varias filas. El total de 1.503 rematantes es un número de referencia que corresponde al total de sujetos que hemos identificado en nuestro estudio (los 1133 compradores, los 245 "cededores" y otros 125 que fueron "quebradores" o que en algún caso se les anuló la finca(s) que hubieran rematado).

El cuadro nos muestra la existencia de un pequeño grupo de compradores que adquirieron de muchos rematantes pero la dispersión no es tan amplia como en el caso inverso. Dado que en nuestro trabajo no entramos verdaderamente en un análisis de la personalidad de los compradores (a partir de nuestros datos, otros tendrán buena parte del trabajo ya planteado) no nos vamos a detener en ello, pero como hemos mencionado anteriormente la figura de Juan Bruil, aludiremos únicamente a que en este cuadro lo vemos como receptor de bienes rematados por 21 licitadores diferentes. Y junto a él otros grandes inversores de más de un millón de reales, adquiriendo fincas por cesión de muchos otros rematantes.

El fenómeno hace pensar no sólo en la compra por encargo sino también en la existencia de unos recursos acumulados que se canalizan en una política de inversión que se vio favorecida por la aparición de un mercado de bienes hasta entonces amortizados y por consiguiente, hasta cierto punto fuera del circuito comercial. Y ello transcurrió en un plazo de varios años. Por supuesto, con nuestros datos no podemos demostrarlo porque nos faltan elementos de juicio, pero es muy probable que sujetos como Bruil, que compraron muchas fincas de las que ya se había pagado algún plazo se beneficiaron indudablemente de la desamortización en el sentido de que abrió para ellos un mercado que venía a ampliar ligeramente (en nuestra provincia apenas sobrepasó las siete mil hectáreas) sus posibilidades de inversión en tierras. Pero de ahí a considerarlos como buitres carroñeros constantemente al acecho de las propiedades de unos pobres conventos (puestas a la venta por el estado para darles satisfacción) media un largo trecho.

 

 

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Última actualización:
18/08/07