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Análisis del Comportamiento Verbal Articulatorio en Conversaciones Grupales Espontáneas. E. Barrull, 1992. (esteban@biopsychology.org)

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1. FUNDAMENTOS TEÓRICOS

1.1 Presentación del tema

1.1.1 Una cuestión de terminología
1.1.2 El comportamiento verbal
1.1.3 El comportamiento articulatorio
1.1.4 Patrones de articulación
1.1.5 Motivaciones
1.1.6 Justificación del tema de investigación

 

1.1 Presentación del tema

Como ya hemos indicado en la introducción, nuestra investigación se plantea el objetivo de determinar en qué medida la señal de articulación verbal se estructura en forma de una secuencia de patrones ordenados.

Antes de plantear los fundamentos teóricos específicos de dicha investigación, daremos una descripción fenoménica de nuestro objetivo, así como las motivaciones y las posiciones ideológicas que subyacen a esta elección.

 

1.1.1 Una cuestión de terminología

Desde el punto de vista experimental, este estudio se circunscribe exclusivamente en los aspectos físico-acústicos del comportamiento verbal, es decir, prescindiendo del contenido semántico asociado a dicho comportamiento.

Dada la complejidad de los fenómenos que concurren en la comunicación humana, existe una cierta confusión, dentro de la psicolingüística, en la utilización de los términos que caracterizan cada una de sus dimensiones. En general, nos encontramos con que un mismo término designa distintos fenómenos de la comunicación en función del contexto en que este se utiliza.

Por ejemplo, el término 'no-verbal' puede designar tanto los aspectos de la comunicación gestual, corporal, visual, etc., así como las propiedades acústicas de la comunicación verbal. Uno u otro significados dependen del contexto temático en que dicho término es utilizado.

Por otra parte, se utilizan varios términos para designar indistintamente un mismo fenómeno. Entre estos podemos destacar los términos 'no-verbal', 'no-léxico', 'extralingüístico', y 'paralingüístico'. Todos ellos pueden ser considerados como sinónimos dentro de un mismo contexto de investigación.

En el trabajo que presentamos aquí, sólo necesitamos distinguir entre la dimensión léxica y la dimensión física (acústica) del comportamiento verbal.

Por consiguiente, utilizamos indistintamente los términos 'no-verbal', 'no-léxico', 'extralingüístico', etc., para referirnos a las propiedades acústicas de dicho fenómeno. Incluso, cuando el contexto no induzca a confusión, utilizamos directamente los términos 'comportamiento verbal' y 'emisión verbal' para referirnos exclusivamente a su dimensión acústica.

Por otra parte, utilizamos indistintamente los términos 'léxico', 'textual', 'semántico', etc., para referirnos a la componente discursiva del comportamiento verbal.

 

1.1.2 El comportamiento verbal

Desde un punto de vista físico, el comportamiento verbal de emisión involucra una compleja cadena de eventos, desde los procesos neurológicos en el sistema nervioso central, hasta la ejecución coordinada de los movimientos del aparato fonador.

El resultado final de esta cadena consiste en la emisión de energía acústica, la cual, contiene la información que se transmite hasta el(los) receptor(es). Esta energía es de naturaleza vibrante u ondulatoria.

Además de la naturaleza vibrante de la energía acústica (el sonido), el propio comportamiento verbal es de por sí vibratorio en varios niveles. No sólo involucra las vibraciones de las cuerdas vocales, sino que, además y simultáneamente, produce un comportamiento oscilante del aparato fonador, dando lugar a lo que se denomina el comportamiento articulatorio.

Ya en una dimensión temporal mucho mayor, el comportamiento verbal suele mostrar oscilaciones entre fases de emisión y fases de silencio. Por último, y desde un punto de vista grupal, el comportamiento verbal presenta oscilaciones definidas por los turnos de palabra en los que se materializa la interacción verbal en el seno del grupo.

Es decir, el comportamiento verbal es un fenómeno esencialmente vibratorio, y esta característica determina los modos de aproximación experimental al mismo. Desde este punto de vista, el comportamiento verbal, puede ser estudiado a diferentes niveles o escalas temporales, según el tipo de fenómenos en que estemos interesados.

La analogía con el espectro electromagnético puede ser muy útil para describir el sentido de estas distintas escalas. En la Fig. 1.1 representamos el espectro electromagnético y el espectro del comportamiento verbal.

Para el caso electromagnético, una misma onda puede contener una extensa variedad de vibraciones (frecuencias) distintas, cada una de las cuales son 'responsables' de fenómenos distintos. Así, si observamos directamente la luz procedente de un objeto, percibimos un tipo de información (ubicación espacial, forma, color, etc.). Si utilizamos un aparato sensible a la luz infrarroja, y observamos el mismo objeto, obtendremos otro tipo de información (distribución de la temperatura, etc.). Lo mismo ocurre si la observación de este objeto la realizamos a nivel de la radio frecuencia, a nivel ultravioleta, rayos X, etc. En general, según la escala de análisis obtendremos una información distinta de una misma entidad fenoménica.

Algo parecido ocurre con el comportamiento verbal. En un primer nivel, este consiste en la emisión de energía acústica, por medio de la vibración de las cuerdas vocales. El estudio de esta vibración nos revela la presencia y las características de los fonemas. Así, cada sonido fonético tiene unas características peculiares en el rango de frecuencias audibles (de 20 a 20.000 Hz).

En la Fig. 1.2 podemos observar una muestra de 0,08 seg. de la señal verbal. En este nivel de análisis sólo se observan las vibraciones propiamente acústicas audibles (determinadas fundamentalmente por las cuerdas vocales). La regularidad que se observa en la vibración es la responsable de las características de los fonemas. En general, cada fonema se caracteriza por una forma regular de vibración. Lógicamente, no se trata de una regularidad absoluta. Si se observa con detenimiento la vibración, se podrá comprobar como se trata de una regularidad dinámica en continua evolución.

Ahora bien, una fracción de 0,08 seg. es muy pequeña comparada con la extensión temporal de cualquier fenómeno de emisión verbal. Si ampliamos la perspectiva temporal de la señal verbal, nos aparece un nuevo fenómeno.

En la Fig. 1.3 se presenta la señal acústica correspondiente a un período de 0,75 seg. (aproximadamente 10 veces mayor que el de la Fig. 1.2). Ya no observamos la continuidad en la vibración que se daba en la Fig. 1.2. Lo que observamos es que esta vibración no es continua sino que se agrupa en 'paquetes' de energía de distinto formato y longitud. Cada uno de estos paquetes conforma lo que se denomina una sílaba.

Esta sucesión de paquetes de energía o sílabas, define una vibración cuyo 'tempo' es mucho menor que la vibración propiamente acústica. En la parte superior de la Fig. 1.3 hemos representado la evolución de la amplitud media de la señal acústica. Esta vibración constituye un índice del comportamiento verbal a nivel articulatorio, puesto que da cuenta de la evolución temporal del comportamiento de emisión de energía acústica a nivel silábico. Es decir, es una señal que refleja los movimientos articulatorios del aparato fonador, producidos en la emisión verbal.

Como puede observarse, si centramos nuestra atención en las vibraciones articulatorias (onda superior), perdemos por completo la información referente a las propiedades acústicas audibles de la emisión verbal (onda inferior), es decir, con respecto al tono, timbre, etc. Pero, como contrapartida, ganamos en nuestra capacidad de análisis temporal, en la medida de que la cantidad de información necesaria es mucho menor que con respecto al análisis fonético, lo cual nos permite estudiar períodos mucho más largos con el mismo esfuerzo instrumental.

Este cambio de perspectiva se describe mediante el desplazamiento hacia las bajas frecuencias de la banda de interés en el espectro del comportamiento verbal de la Fig. 1.1. Así como la banda fonética se sitúa entre las frecuencias de 20 y 20.000 Hz, la banda articulatoria se sitúa entre 1 y 20 Hz.

Por último, en un nivel de escala temporal mayor, las sílabas se agrupan entre si formando los períodos de emisión y de silencio en la emisión verbal (grupos fónicos). Es decir, un período de emisión constituye un nuevo 'paquete' formado por una sucesión de sílabas contiguas (paquetes más pequeños). Aquí, la vibración se origina mediante la alternancia emisión/silencio, dando lugar a ciclos de comportamiento mucho más lentos que los ciclos articulatorios.

En resumen, según la escala temporal de análisis que utilicemos, podemos investigar distintos aspectos en un mismo comportamiento verbal: los sonidos fónicos audibles, la articulación verbal y las fases de silencio y emisión verbal. Y cada uno de estos fenómenos ocupa un lugar específico (banda) en el espectro del comportamiento verbal.

Dado que nosotros estamos particularmente interesados en la señal articulatoria, vamos a ver con más detalle cuales son sus componentes fundamentales.

 

1.1.3 El comportamiento articulatorio

En la Fig. 1.4 mostramos un pequeño período de 5,5 seg. de comportamiento verbal, expresado en términos de la amplitud media de la onda acústica producida.

En primer lugar, podemos observar como se produce una marcada oscilación que en algunos momentos se detiene, para luego reanudarse. Cada oscilación está producida por la emisión y articulación de una sola sílaba.

Las sílabas están constituidas por un núcleo sonoro de energía (de una o más vocales consecutivas) situado entre dos depresiones sucesivas en la emisión verbal (consonantes o silencios).

Así, en la emisión de toda sílaba intervienen tres fases:

1. la fase inicial o explosiva en la que los órganos articulatorios pasan desde un estado cerrado (constricción) hacia una mayor abertura,

2. la fase culminante o central en la que se produce un máximo de sonoridad e intensidad y

3. la fase final o implosión en la que los órganos articulatorios pasan a un estado cerrado. (Ver Quilis y Fernández, 1975, p. 135-136).

Estas tres fases encadenadas, conforman un ciclo abierto/cerrado que caracteriza la oscilación que nos proponemos investigar (ver Fig. 1.4). El designar esta vibración como 'articulatoria' viene dado por el hecho de que es producida por el comportamiento de los órganos del aparato fonador.

Es importante destacar que esta señal vibratoria ya no expresa unas propiedades acústicas audibles, sino que expresa propiedades de comportamiento, relativas a los órganos de articulación. Por consiguiente, esta señal no describe un sonido que pueda escucharse. En general, su percepción suele expresarse como el ritmo, la cadencia, o el modo de hablar.

Por último, hay que tener en cuenta que el comportamiento articulatorio se circunscribe dentro de un contexto de fases de emisión y de silencio verbal. Y es importante no confundir estos dos niveles (bandas) de análisis.

La descripción más simple que puede hacerse del comportamiento verbal es mediante una oscilación tipo on/off, que exprese el estado de emisión o bien de silencio del emisor. Al estado de emisión se le puede asignar el 1 y al estado de silencio el 0. De este modo, una sucesión de ceros y unos puede describir de forma elemental el comportamiento verbal.

El comportamiento articulatorio se produce exclusivamente durante las fases de emisión verbal y sus ciclos de vibración tienen una duración mucho más corta que los ciclos de emisión y silencio. Concretamente, conviene no confundir los silencios articulatorios con los silencios o pausas en la emisión.

En general, se considera que los silencios articulatorios son siempre menores de 0,25 seg. (Goldman-Eisler, 1968), mientras que a partir de este valor, los silencios ya pueden considerarse como pausas en la emisión. (Véanse estas diferencias en la Fig. 1.4)

 

1.1.4 Patrones de articulación

Volviendo a lo que es nuestro objetivo específico de investigación, nos interesa hacer una descripción de lo que entendemos por sucesión de patrones, puesto que nuestro objetivo es hallar dicha sucesión dentro de la señal articulatoria.

En primer lugar, el concepto de patrón o forma que utilizamos puede apreciarse perfectamente si volvemos a observar la Fig. 1.2. Puesto que tratamos con fenómenos ondulatorios en el tiempo, la presencia de una forma viene determinada por la constancia en la evolución temporal del movimiento vibratorio.

Hemos de tener en cuenta que el concepto de 'forma', y sus sinónimos asociados, es un concepto primario dentro del discurso científico. Se trata de un concepto no-definido explícitamente y su uso viene respaldado por la compresión general que puede obtenerse mediante el recurso a la descripción de ejemplos característicos de tal propiedad.

Así, el fonema constituye un ejemplo paradigmático de lo que entendemos por forma en este contexto. Como ya hemos comentado, en un fonema nunca se produce una repetición exacta de un mismo ciclo vibratorio, pero si que se puede observar como cada ciclo fundamental guarda una estrecha similitud con el que le antecede y el que le sigue.

Si observamos con detenimiento la figura, veremos como existe una vibración compuesta que se repite 11 veces en todo el período considerado. Esta oscilación determina lo que en fonética se llama el tono fundamental o primer formante del fonema. Podemos observar como este movimiento se repite a intervalos regulares de tiempo.

Una observación detenida sobre esta misma figura, puede revelar múltiples dimensiones formales en este movimiento dinámico. En todo caso, los aspectos formales de dicho movimiento vienen dados por lo que, en términos de la teoría del movimiento ondulatorio, se denominan dimensiones armónicas presentes en tal movimiento.

El concepto de armonía y ritmo están íntimamente ligados al concepto de forma en los fenómenos temporales. Y es precisamente desde estos conceptos como puede evaluarse matemáticamente el grado de estructura formal de cualquier movimiento vibratorio.

Ahora bien, en los sonidos fónicos pueden apreciarse las mismas cualidades formales que en cualquier ser vivo. No existe una regularidad mecánica (propia de los objetos fabricados por el hombre) sino una regularidad dinámica, y en distintos niveles de integración temporal.

Es precisamente esta experiencia, tan arraigada en cualquier observador de la naturaleza, la que nos sugirió el tema de investigación que estamos tratando. Si la naturaleza muestra (en su dimensión espacial) múltiples niveles de organización formal, desde lo pequeño a lo grande (o viceversa) ¿Puede ser que ocurra algo similar en el comportamiento verbal?

Por lo que conocemos, en el nivel acústico existen entidades formales perfectamente detectables, es decir, los fonemas. En consecuencia, no parece ilógico pensar que estos fonemas puedan organizarse entre sí, en el comportamiento verbal, dando lugar a nuevas entidades formales de mayor magnitud temporal. Y de la misma forma que a un nivel micro, el comportamiento verbal puede verse como la sucesión de fonemas, puede ocurrir también que, en un nivel temporal superior, pueda encontrarse una sucesión de entidades internamente organizadas en dicho comportamiento.

En la Fig. 1.3 hemos dado un ejemplo de una sucesión de fonemas, pero, también constituye un ejemplo paradigmático de lo que nosotros entendemos por sucesión de patrones organizados en su dimensión temporal.

Se trata de un ejemplo paradigmático en la medida en que describe con precisión lo que vamos a intentar buscar en la señal del comportamiento articulatorio. No pretendemos encontrar las mismas formas, ni incluso necesariamente un grado tan elevado de organización como la que se da en el nivel fonético.

Lo que nos parece importante destacar aquí es que una sucesión de patrones organizados implica necesariamente que: 1) dentro de cada patrón se perciba la existencia de un movimiento organizado (armónico) y 2) que la duración de cada patrón pueda determinarse con suficiente precisión, es decir, que puedan identificarse sus límites formales. Ello implica que la forma de cada patrón sea saliente con respecto a su contexto, es decir, se produzcan las relaciones de fondo-figura.

Estas consideraciones nos han permitido describir cual es nuestro objetivo concreto de investigación, pero en modo alguno significan una justificación teórica del mismo. El hecho de que la naturaleza muestre múltiples ejemplos de niveles de organización es un pobre equipaje para emprender una investigación compleja en lo metodológico e instrumental.

Pero antes de entrar en un análisis teórico que permita derivar lo que será nuestra hipótesis de investigación, creemos oportuno describir igualmente cuales han sido las motivaciones que nos han conducido a realizar este trabajo.

 

1.1.5 Motivaciones

En la medida en que estamos convencidos de que la investigación científica no puede comprenderse exclusivamente desde los aspectos puramente intra-disciplinares (tal y como defendía el positivismo lógico de Carnap, Hempel, etc.), sino también desde las posiciones ideológicas y epistemológicas del propio investigador, nos parece adecuado hacer una breve exposición de las motivaciones que nos han conducido a este tema de investigación.

Quizás la principal motivación sea el interés y deseo de profundizar en los procedimientos de investigación básica dentro de la psicología social. Nuestro deseo era plantear un tema de investigación lo suficientemente básico que permitiera un buen anclaje teórico junto con la posibilidad de una buena contrastación empírica. Porque, en realidad, el núcleo de nuestra motivación se sitúa entorno al problema de la contrastación de hipótesis(1).

Esta preocupación tiene su origen en la reiterada experiencia de inseguridad que se produce en el trabajo del científico social. Las grandes dificultades existentes para la contrastación de las hipótesis constituyen, para nosotros, el punto donde cualquier planteamiento teórico tambalea.

No obstante, es evidente que las ciencias sociales sólo acaban de nacer, y que por tanto, no podemos esperar que puedan desarrollar con rapidez conocimientos contrastados con suficiente seguridad. Por esta misma razón, es necesario que los investigadores puedan tener la capacidad de caminar de algún modo por 'encima' de los hechos, y que sus propuestas teóricas no estén a la espera de la oportuna confirmación experimental, para darles crédito científico.

Confirmaciones parciales e indirectas, a menudo por medios subjetivos, son necesarias y muy útiles para el avance de la disciplina en su estado actual. Las especulaciones de hoy pueden ser el origen de descubrimientos experimentales en el futuro.

No obstante, y probablemente por mi formación previa en ciencias naturales, hemos optado por la realización de una investigación, en la que se priorice la contrastabilidad de la hipótesis, a costa de la amplitud y complejidad fenomenológica a investigar.

En consecuencia, nuestro presupuesto inicial era que el tema de investigación elegido nos permitiese dar suficiente satisfacción al problema de la contrastación.

Con tal premisa, resulta imprescindible que la hipótesis sea claramente derivable de presupuestos teóricos. De nada nos sirve una hipótesis contrastable empíricamente si ello no nos permite un crecimiento, o afianzamiento, del cuerpo teórico de la disciplina.

En este sentido, la potencia de la investigación dependerá del nivel teórico que presenten los presupuestos de la hipótesis. Es decir, cuanto más fundamentales y generales sean los presupuestos, más consecuencias teóricas podrían derivarse de la contrastación de la hipótesis y a la inversa.

En términos utilizados por Munné (1989), en la medida en que la hipótesis se derive de niveles teóricos de alcance medio, esta será más potente que si se deriva de niveles microteóricos. Es decir, la potencia viene dada por el alcance que le otorgan los presupuestos teóricos que la sustentan.

Por otra parte, es necesario que la hipótesis pueda ser contrastada sin ambigüedad. Es decir, la contrastación no debe permitir dudar de sus resultados. Esta es una restricción muy fuerte y que lógicamente ha condicionado el camino a seguir, y, por supuesto, la elección del tema de investigación.

Concretando más este aspecto, consideramos que, hoy por hoy, el procedimiento de contrastación que induce más el acuerdo en la comunidad científica sigue siendo aquel que involucra técnicas de observación estrictamente objetivas y cuantificables. Como se puede suponer, los posibles temas de investigación quedan seriamente limitados si nos imponemos lo antes dicho.

Ahora bien, este último requerimiento tiene el peligro de plantearnos una investigación vacía de contenido disciplinar. Si damos prioridad a la necesidad de objetivación, podemos vernos arrastrados a simplificar de tal modo los hechos de observación, que sólo nos quede un mísera colección de hechos que nada tengan que aportar a nuestra compresión del fenómeno humano y social.

En realidad, este peligro depende del potencial de observación objetiva y de cuantificación que estemos dispuestos a desarrollar. Los procesos psicológicos son muy complejos y toda simplificación, sobre todo en los métodos de observación objetiva, lleva consigo un reduccionismo fatal a los objetivos de la disciplina.

Afortunadamente, las disponibilidades técnicas en nuestros días son muy superiores a las de décadas anteriores y ello nos ha de permitir salvar, en cierta medida, el peligro del reduccionismo empírico. El precio a pagar por ello será el aumento significativo de la complejidad técnica y metodológica en la investigación.

Pero ello no nos debería sorprender. Si, como creemos, el estudio del fenómeno humano y social en su conjunto es el mayor reto intelectual que se haya planteado en nuestra civilización, es de suponer que los métodos y procedimientos que nos acerquen a este objetivo deberán ser también tanto o más complejos que los utilizados para el estudio de los fenómenos llamados 'naturales', mucho más simples.

Ciertamente, aún estamos muy lejos de utilizar las complejas técnicas de análisis de las ciencias naturales, entre otras razones porque muchas de ellas aún no las necesitamos, pero creemos que el avance de las disciplinas sociales deberá ir acompañado por un avance en los procedimientos metodológicos utilizados.

Otra fuente importante de motivación es nuestro interés por el estudio del fenómeno grupal, en tanto que paradigma de los procesos de interacción social. Creemos que ninguna psicología puede perder de vista que la realidad del ser humano es esencialmente social.

En este sentido, aunque la psicología social, como disciplina, va mostrando un importante desarrollo, no es menos cierto que encontramos a faltar trabajos de investigación básica desde esta orientación disciplinar. La cada vez mayor demanda social para la resolución de problemas concretos han conducido a un gran desarrollo de la investigación aplicada, con el peligro de descuidar la investigación que constituye el verdadero motor del avance teórico disciplinar.

Creemos haber descrito las principales motivaciones que subyacen a nuestra decisión en cuanto al tema de investigación. Sólo nos queda describir someramente, en qué aspectos consideramos que dicha elección satisface tales requerimientos

 

1.1.6 Justificación del tema de investigación

En primer lugar señalemos que nuestro tema se centra en el estudio de un aspecto del comportamiento verbal y en consecuencia, del lenguaje. Aunque lo especifico del mismo pueda parecer un alejamiento de los intereses de la psicología social, en realidad no es cierto, ya que, como señalan González y Cornejo, de forma escueta y acertada "El lenguaje media los procesos básicos de la interacción, tanto en la dimensión cognitiva como motivacional y conductual y actúa en todos los niveles de análisis: intrapersonal, interpersonal, intra e intergrupal y societal" (p. 121).

Así pues, nos situamos dentro de lo que podríamos llamar uno de los núcleos fundamentales para la comprensión de los procesos de interacción social, y que, como veremos a la conclusión de nuestra investigación, las consecuencias derivadas de ella, en lo que respecta a los procesos sociales, superan las expectativas que nos habíamos formado en este sentido.

En segundo lugar, decidimos centrar el estudio del comportamiento verbal en su dimensión estrictamente física. Lo que permite el estudio de un fenómeno comportamental dinámico de modo objetivo debido al estado actual de los desarrollos técnicos. Como habíamos señalado anteriormente, esta es una condición indispensable en nuestro planteamiento y afortunadamente el lenguaje, en su dimensión acústica, permite su completa cuantificación gracias a las técnicas digitales.

Tal y como expone F. Goldman-Eisler (1958), una de las grandes investigadoras del comportamiento verbal, existen muy buenas razones para apoyar este tipo de investigación cuando afirma que: "De todas las formas de comportamiento, los aspectos formales del habla son los que más fácilmente pueden dividirse en unidades y pueden medirse objetivamente." (p. 60)

Señalamos, además, que del comportamiento verbal sólo nos queremos centrar en su dimensión estrictamente articulatoria. El estudio de la señal articulatoria (la emisión de sílabas) ha estado fuera del alcance de los instrumentos científicos de observación hasta que no han aparecido los ordenadores digitales. Existe muchísima investigación sobre la banda fonética y es abundante sobre los comportamientos de silencio/emisión y turnos de participación, pero por lo que respecta a la banda articulatoria es casi inexistente(2).

El estudio de la banda articulatoria, mediante los sistemas técnicos actuales, nos permite un estudio suficientemente estable, desde el punto de vista estadístico (dado el gran volumen de datos que podemos manejar) junto con la suficiente amplitud temporal como para que los fenómenos estudiados entren dentro de lo que podríamos llamar psicología de escala natural, o dicho de otro modo, sin tener que entrar en fenómenos de carácter micro-psicológico.

Afortunadamente, hoy podemos estudiar, de forma completa, el comportamiento articulatorio producido en interacciones de una hora de duración, y con la suficiente facilidad como para repetir dichos análisis tantas veces como creamos oportuno. Con ello podemos mantener nuestra exigencia de que la investigación no se vacíe de contenido disciplinar.

En otros términos, hemos escogido la banda articulatoria porque nos permite obtener un buen balance entre la precisión estadística y el alcance disciplinar del fenómeno, que no es otro que el de la dinámica de interacción grupal.

Por último, lo que pretendemos encontrar en el comportamiento articulatorio espontáneo será la presencia de patrones organizados de comportamiento. El paradigma teórico, en el que se enmarca nuestro objetivo, es el de la teoría de la Gestalt, que se inserta en la tradición experimental alemana. Desde este marco hemos podido derivar una hipótesis suficientemente clara y contrastable.

Recurrir a tal planteamiento teórico, con medio siglo de vida, puede parecer sorprendente, pero creemos justificada nuestra elección. En primer lugar, hemos de volver a considerar que las disponibilidades técnicas de hoy permiten abordar cuestiones planteadas muchos años atrás y que quedaron sin desarrollar por falta de la metodología adecuada.

Por otra parte, creemos poder demostrar, más adelante, como los planteamientos de la mayoría de las investigaciones sobre el comportamiento verbal extralingüístico presuponen implícitamente los postulados básicos de la teoría de la Gestalt.

Por último, tenemos la impresión que la psicología en general, y la psicología social en particular, ha pasado ya la fase de la elaboración de los grandes paradigmas, para entrar en el oscuro y difícil terreno de su desarrollo y contrastación.

En cuanto a la existencia de patrones de comportamiento verbal articulatorio, y sin querer entrar aquí aún en la fundamentación teórica propiamente dicha (lo que haremos más adelante), podemos señalar, que, del mismo modo que la señal fonética se construye como una secuencia de patrones organizados, es decir, los fonemas, cabe esperar que a una escala superior pueda ocurrir un fenómeno similar.

En fin, la naturaleza nos brinda muchísimos ejemplos de sistemas organizados dentro de otros sistemas igualmente organizados (aunque con distinta forma).

 

Notas:

1. Conscientes del momento actual de la Psicología Social, hemos intentado, en lo posible, buscar un equilibrio entre teoría y experimento, con el fin de contribuir a superar el estado actual de discusión epistemológica en nuestra disciplina (Rodríguez, A., 1990).

2. Nos referimos exclusivamente a las características articulatorias presentes en la señal acústica.

 

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Última actualización:
22/03/06