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"La desamortización de Mendizábal en la provincia de Zaragoza (1836-1851)".  P. Marteles, 1990. (pmlemr@gmail.com)

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10.3.- LA JUNTA Y OTROS CONVENTOS DE FRAILES

10.3.1.- CONVENTO DE LA REAL CASA DE SANTA ISABEL

Conocido también por San Cayetano, debido a que pertenecía a los clérigos reglares de este nombre. Madoz dice que la casa fue modernamente reedificada "por muy buen estilo, con el producto del impuesto que pagan en su ingreso algunos géneros coloniales, el cual fue concedido por S.M. para dicho objeto"; y habiéndose cumplido fue adjudicado posteriormente al Hospital General. En 1850 se hallaban establecidas en este edificio las oficinas de la Hacienda Nacional. Anteriormente ya hemos visto que las oficinas se trasladaron desde el Colegio de S.Vicente el 28-4-38.

Poco antes del traslado, Manuel Maza, que había adquirido la casa nº 48 inmediata al mismo manifiesta el 10-2-38 los perjuicios que se le seguirán si se le priva de una cocina que no se había puesto en venta cuando la subasta, pues se pensaba ampliar con ella las oficinas. El está dispuesto a pagar lo que se considere justo y a llevar a cabo las obras que sean necesarias para dar seguridad a las oficinas. La Junta acuerda tasar lo solicitado y una vez hecho se el 19-4-38 se pide autorización a la Superior para que le permitiera enajenarla sin subasta, dadas las particulares condiciones del caso.

El 10-2-38 el Administrador de Rentas comunica a la Junta que el Fiel de la Aduana le ha informado de que al caerse un trozo de la pared en el cuarto de venta de los géneros de comisos, el albañil había observado que se estaba hundiendo el piso de dicho cuarto y peligraba de ruina el local. Las obras se tasaron por 183r el 28 de marzo, pero el 30 de abril el arquitecto manifiesta que con solo 127r bastará, pues las paredes son sólidas y no cree que hagan falta vigas. Como es lógico, la Junta aceptó complacida esta rebaja.

Como en muchos otros conventos de la capital, las lluvias del mes de octubre de 1838 le afectaron seriamente. El 29-11-38 se acepta el presupuesto de obras, recomendando que no excedan de 355r. Llevadas a cabo dos meses más tarde, el 16-2-39 se abonaron 323r y 23m. al arquitecto, que se había atenido a lo dispuesto.

Otros reparos se hicieron necesarios cuando se rompió el pozo negro de las oficinas y en enero de 1840 hubo que pagar 639r al arquitecto por su composición. En octubre del mismo año la Junta aprobó un presupuesto de obras para el cuarto del granero de comisos que habían sido ya ejecutadas, dada su urgencia. Al parecer, las predicciones del arquitecto, de dos años antes, no habían sido muy acertadas.

Entre los efectos del convento que se vendieron, figuran dos odrinas para poner vino, que solicitó Carlos Rubio el 14-4-40. También fueron solicitadas por Pedro Lozano unas celosías el 26-IV-39 y se dispuso su venta "siempre que no sean necesarias en el edificio".

El 11-8-37 la Hermandad de Sangre de Cristo se había avenido a pagar el precio de tasación que la Junta dispuso para la campana Isabela de este convento. La Hermandad estaba adscrita a la iglesia de San Cayetano y tenía interés en que no desapareciera la campana. Sin embargo, cuando esta iglesia fue cedida por el Gobierno a Don Valentín Morales de Roda para convertirla en parroquia castrense, la Hermandad pidió que se le devolvieran los 545r que había entregado y la Junta no tuvo más remedio que reintegrarlos el 19-6-38, al serle presentada la reclamación.

10.3.2.- CONVENTO DE SAN LÁZARO

De la orden de la Merced, estaba situado en Altabás, al extremo del Puente de Piedra, en lo que hasta hace poco ha sido cuartel de San Lázaro. La mayor parte de su iglesia y edificio fueron derruidos durante los Sitios, reparándose únicamente lo indispensable para el uso de los religiosos. En aquellos años, según Madoz estaba "concluyendo de desmoronarse". Estuvo dedicado al arriendo de habitaciones, almacén de granos, pajares y los más diversos usos, que contribuyeron sin duda, a la ruina de los edificios.

Con fecha 2-8-38 Juan Datilla (=Dutilh), comerciante de Madrid, solicitó la compra de su fábrica de aguardiente y de los enseres que en ella hubiera; una vez tasada el 18-9-38 fue anunciada a subasta.

En relación con el estado del edificio, es verdaderamente expresivo el informe de su administrador, según el cual "gran parte del convento se puede arrendar a unos labradores que lo han solicitado para granero y pajar", así como la solicitud de D.Antonio Andreu y otros, como Jefes de la Séptima Cía. del 3er. Bon. de la Milicia Nacional de Zaragoza "reducida a manifestar el tácito aprovechamiento que ésta tenía y obtuvo confirmación por parte de la Junta, para uso del antiguo refectorio del Convento habilitándolo como juego de pelota".

Los milicianos se quejan de que han sido privados del frontón por el administrador del convento, "sin duda por aprovechar el estiércol que dejan las caballerías de los gitanos que lo ocupan, siendo así que sería más útil y decoroso que se beneficiase la Milicia Nacional, a la que están destinados los productos que se recibían en el concepto del juego de pelota"... tras lo cual y habiendo informado el comisionado principal se acordó que se les siguiera permitiendo a los milicianos jugar en el citado salón.

A fines de Agosto de 1838 el administrador urge a la Junta que se hagan algunos reparos, a fin de que no se maltrate el edificio, "lo cual ejecutan introduciéndose por algunas aberturas, cuyo cerramiento es indispensable" y a mediados del mes de septiembre se mandan llevar a cabo esos reparos, "dada la urgencia", ascendiendo el presupuesto a 113r.

En 29-9-38, Juan Antonio Pueyo, celador de policía del Arrabal, solicita que se le otorgue por tres años el arriendo de una habitación que tiene por un año, con objeto de "poder practicar mejoras en ella". Al ser parte del convento cedido al Ayuntamiento, Pueyo vuelve a solicitar que la habitación que se le había tasado en 350r fuera incluida en el lote, "pues no era el caso de pagar, si iba a obrar de alcaide del edificio". Pero la Junta pensaba de modo diferente y así en julio de 1839 se le urge a que pague lo que debe y por fin, el 21-8-40, se le vuelve a exigir con amenaza de expulsión y plazo de ocho días los 500r que adeuda, ya que además tiene allí un depósito de paja sin que conste quien le diera la autorización para ello.

Como resultado de la guerra, en 1838 el Ayuntamiento de la ciudad tomó a su cargo el dar cobijo a todos los refugiados que llegaban de las zonas de conflicto y S.Lázaro fue uno de los edificios que la Junta cedió para este propósito.

Manuel Lóbez, capitular del Ayuntamiento, fue a hacerse cargo de la parte correspondiente y el 25-12-38 comunica que no hay ni puertas ni ventanas, "hallándose totalmente desprovistas las estancias" y en mayo del siguiente año, otro capitular, León Alicante, solicita que se le vacíen las celdas, pues no puede habitarlas para colocar las familias patriotas por estar llenas de paja y otros efectos. El ayuntamiento vuelve a dirigirse a la Junta el 15-5-39 diciéndole que le resulta imposible alojar en el plazo de 48 horas a las l9 familias de Montalbán que ha solicitado el señor Brigadier 2º Cabo, pues todavía no se ha desalojado la paja de los locales.

A esas familias se les alojó en otras dependencias, pero en previsión, el 19 de junio, la Junta determina que cuando termine el arriendo de las celdas no se vuelvan a alquilar y ya se verá lo que resulta más conveniente. Y efectivamente, en agosto de ese año, al comunicar el administrador que el Ayuntamiento le ha pedido las llaves de todas las celdas que haya disponibles, aunque se encuentren arrendadas, la Junta contesta diciendo que le cede únicamente las vacantes.

Durante los años 1838-39 la Administración Militar tuvo ocupados algunos cuartos como pajares. En agosto de 1839 el administrador advierte que la pagaduría militar no se halla dispuesta a abonar los arriendos correspondientes y, el 26 del mes siguiente, la Junta le encarga que solicite del Comisario de Guerra o encargado de la Administración una certificación del tiempo y valor del alquiler, "pues de esta suerte se podrá obtener carta de pago a favor de la Tesorería a cuenta de las asignaciones de guerra".

También la Amortización utilizó San Lázaro para guardar parte de la cosecha de 1839, pero el año siguiente fue la autoridad militar la que reclamó el edifico para este fin y no se encontró inconveniente en cederlo tan pronto como quedara desocupado.

Al haberse cedido al ejército los graneros disponibles y a que se había dispuesto que el Ayuntamiento utilizara la iglesia y varias celdas para colocar provisionalmente el presidio, las oficinas de Amortización se habían dirigido al Ayuntamiento para ver si estaba dispuesto a habilitar un granero para colocar los granos "de la presente cosecha y existentes de la anterior". Tras una visita del Alcalde 1º Constitucional en persona, el Ayuntamiento se negó a costear los gastos. El 11 de julio el Administrador sugiere que se podría habilitar sitio en el claustro y diez días más tarde se le permite a Amortización lleve a cabo las obras, costeando ella los gastos.

El Ayuntamiento ocupó la parte sin arrendar, habilitando la iglesia y algunas celdas y en septiembre vemos que el mismo Ayuntamiento se dirige al Brigadier 2º Cabo para que no construyera allí ningún granero. No mucho después, llega a la Junta una comunicación de la Dirección General de Presidios, solicitando que se le cediera todo el convento de San Lázaro para establecer el presidio correccional ya que no puede continuar en Santo Domingo que amenaza ruina, y, oída la opinión de Amortización, la Junta pasó la solicitud el 19-11-40 para que el Ayuntamiento decidiera su dictamen.

En lo que concierne a este edificio, quedan únicamente por mencionar la solicitud de Antonio Guallar, militar inutilizado en campaña, limitándose a pedir habitación en este convento o en otro, y la del Hospicio de Misericordia, pidiendo en depósito una pila y lavatorio que existían allí, siendo acogidas favorablemente en ambos casos.

10.3.3.- CONVENTO DE SANTO DOMINGO

Situado en la plaza de su mismo nombre y cercano a la puerta de Sancho. No sufrió mucho durante los sitios y los monjes lo abandonaron en l.835 en buenas condiciones. Los "Distinguidos" ocuparon parte del edificio, pero el 24 de octubre de 1836 fue cedido al Ayuntamiento para alojar a "muchos desgraciados de los pueblos que han venido a refugiarse a la capital". Madoz dice que "se halla en el mayor abandono creíble este hermoso edificio, pues más que otra cosa parece posada pública".

Conforme a una R.O. de l9 de febrero, el 6-6-38 la Junta dispuso que el Arquitecto colocara en el convento y en el local de "distinguidos" a las siguientes pensionistas del Montepío Militar: Ramona Abadía, María Casaldu, Dolores Santiago, Vicenta Arrue, Cayetana Melendo, Francisca Grasa y Rosa Melero. También se acomodó en esta fecha a las hermanas María Ana y Fernanda Carlota García Martín, huérfanas de don Fernando García, coronel graduado, las cuales piden el 29-9-38 una cocina gratis para las habitaciones que ocupan.

El 2-8-38 Ignacio Ardanaz, maestro fabricante de paños y mantas, natural del valle de Amescoa, Navarra, y refugiado en la capital solicita un local para establecer su taller. Al final de ese año, vuelve a dirigirse a la Junta pidiendo que le expida un documento que acredite la autorización que tiene para residir allí, pues en el Ayuntamiento se la exigen.

El 30-8-38, Joaquín Artigas, labrador y vecino de la capital solicita habitación de los distinguidos "en atención a que han sido despedidos de Santa Lucía, con motivo de haber almacenado en él pólvora" y se le concede. Ignacio Sierra y una compañera piden habitación y en 15-7-38 se dispone que se les facilite en el Carmen o en otro convento si fueran acreedoras de gracia.

El 29-9-38 el arquitecto informa a la Junta de los inquilinos que hay y de los usos que podrían darse a los locales por alquilar todavía, y se le manda que coloque a Tomasa Rodríguez, viuda del capitán de Infantería Miguel Lamata, en atención al gran atraso de sus pagas.

El 25-10-38 el Ayuntamiento comunica a las pensionistas que ocupan los locales de los Distinguidos que deben salir, pues los necesita para los refugiados. La Junta se dirige al Ayuntamiento manifestándole que las colocó allí por la R.O. de 26 de Marzo y dado que había estado desocupado desde que se fueron los distinguidos, propone que se aloje un lote en Santo Domingo y el resto en S.Lázaro y S. Agustín para que no haya que molestar a las pensionistas. El 29 de noviembre el Ayuntamiento se inclina favorablemente por esta solución y encarga a Manuel Lóbez para que se ocupe de esta comisión; el 16-2-39 comunica también que, acepta que se paguen en Tesorería de la Nación los alquileres de los locales de los Distinguidos que no se han desalojado.

El 22-10-38 se autoriza a Manuela Sanz a ocupar una habitación por 80r "siempre que el Ayuntamiento no haya hecho uso del local". El 22-5-39 María Ricarte y Cornel, inquilina de una habitación en Santo Domingo, pide otra en "alguno de los conventos de la capital para evitar la reproducción de los dolores que ha padecido desde que entró a ocupar aquella, causados por la proximidad del río Ebro al mencionado edificio". La solicitud, aunque bastante después, le fue concedida y se dispuso que se le diese habitación en el convento que ella designara.

El 27-8-39 Ramona Abadía, viuda del Teniente Coronel Francisco Costa, muerto en la guerra, se queja de que el Regidor del Ayuntamiento, Manuel Alicante le ha despojado de la mitad del local que ocupa para colocar a la viuda de Ventura Abella y un mes más tarde todos los inquilinos con Artigas a la cabeza se quejan de los procedimientos de Alicante que ha expulsado a algunos de ellos.

El 4-12-39 Mariano Cabello, labrador y vecino de Zaragoza, pide continuar el arriendo por dos o tres años más de una cuadra y pajar que tiene en el convento, aceptándosele el 27-1-40 por tres años más. El 15-4-40 José Fol (Folch?) solicita arrendar el corral inmediato a la algecería y se le concede por 200r anuales.

Con respecto a los objetos de este convento que fueron enajenados, es digna de mención una porción de mármoles que solicitó el Ayuntamiento para la construcción del monumento del paseo de Santa Engracia y que le fueron entregados el 21-7-40.

De ese año es también el expediente instruido por la Subdelegación de Rentas contra Pedro Martín por habérsele ocupado en casa varias alhajas y efectos de Santo Domingo, llegando a conocimiento de la Junta en 27-1-40. El 11-3-40 Tomás Martín solicitó la compra de esos objetos a justa tasación o bien a 18r la onza de plata y la Junta dispuso que se encargara de la tasación Rudesindo Gea, platero de la ciudad, y Fiel Contrastante de San Martín, siendo anunciada la subasta para la enajenación de las citadas joyas el 1 de abril siguiente.

10.3.4.- CONVENTO DE SAN ILDEFONSO

De la orden de Predicadores, se hallaba en la plaza de su mismo nombre. Durante la guerra de la Independencia sufrió grandes pérdidas; entre libros y manuscritos desaparecieron más de 20.000 volúmenes. Desde entonces el local se utilizó como hospital militar. Se trató de restaurar la Biblioteca en el edificio contiguo, pero tras la supresión todo se trasladó a la Universidad Literaria. En 1848, el Capitán General D. Fernando Norzagaray comenzó a repararlo por entero para establecer allí una parroquia castrense.

Madoz dice que durante la guerra carlista "el templo sirvió de almacén quedando en estado deplorable". Y así fue efectivamente pues el 16-7-37 se le comunica al Administrador de Rentas decimales que puede utilizar como granero la iglesia de S. Ildefonso ya que la de la Mantería que solicitó no está vacante. Tres años después, el 11-3-40 el administrador del convento informa a la Junta que ha permitido al Canal que depositara sus granos en la iglesia, pues se avenía a pagar lo que acordasen los peritos, siendo aceptada la proposición.

San Ildefonso fue también uno de los conventos a los que afectó la medida acerca del proyectado monumento en el paseo de Santa Engracia y se extrajeron de él todos los mármoles aprovechables.

10.3.5.- CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DE JESÚS

Situado en el Arrabal de Altabás, junto al convento de San Lázaro. Los religiosos franciscanos habitaron en él hasta la supresión. Se vendió como finca nacional y, hacia 1850 se había construido en el edificio una fábrica de harinas.

Una vez que la Junta hubo concluido su visita de inspección a los conventos de la capital, el 6-6-38 dispuso que fuera tasado el local para ser destinado a posada u otro cualquier objeto y que se anunciara a subasta para el 20 de junio en la Intendencia de Rentas. La idea de la Junta era destinarlo al mismo objeto que el de Altabás, pero no hubo remate. El 30 de Agosto la Intendencia militar solicita a Rentas que se le conceda el convento para almacén de paja "dada la imposibilidad que ofrece establecerlo dentro de la capital y la inutilización del puente de piedra", disponiendo la Junta que se pase a visurar y se tase la parte que se necesite, con tal que el Ejército haga efectivos los alquileres a la Junta.

Joaquín Lanot, del comercio de Zaragoza, solicitó el 2-7-38 el arriendo de la iglesia vieja y del cementerio o corral inmediato a la misma, por tres años o lo que fuera; después de tasarse lo solicitado, diez días más tarde se anunció a subasta.

El 20-3-39 Mariano Pastor, el mismo que solicitó el de Cogullada, pide el arriendo del convento por las dos terceras partes del precio de su tasación y se anuncia la subasta. Meses después, el 26-9-39, Camilo Figueras protesta a la Junta de que se están extrayendo materiales del convento de Jesús para una proyectada obra en el del Carmen y pide se suspenda la extracción "hasta que se aclare por las oficinas si se procedió a la venta de materiales y si se ha satisfecho por el padre del exponente su importe en Tesorería".

10.3.6.- CONVENTO DE CARMELITAS DESCALZOS DE SAN JOSÉ

Situado extramuros de la ciudad, se hallaba al otro lado del segundo puente, en la otra ribera del río Huerva. Fue derruido por los franceses que lo convirtieron en fuerte con sus bastiones coronados de artillería. Madoz dice que "una parte de este convento se reedificó y su iglesia se hallaba magníficamente acabada a la supresión de este convento en 1835, habiéndose destinado para cuartel del presidio peninsular".

Durante los años que nos ocupan estuvo cedido pues para fines militares. De ese modo, cuando Bonifacio Carbó solicita el 6-7-40 el arriendo del corral y de la habitación del convento que mira al camino de la Cartuja baja, la Junta envía un oficio al Brigadier Segundo Cabo para ver si puede alquilarlo "sin que perjudique la fortificación o tropas que guarnecen aquel punto".

10.3.7.- CONVENTO DE TRINITARIOS OBSERVANTES DE S.LAMBERTO

Situado a media legua de la capital, en el camino de Navarra. Se destruyó completamente durante la guerra de la Independencia. Madoz dice que "restituido en el año 1814 el Gobierno legítimo, los religiosos tuvieron que albergarse en la casa de Hospicio que tenían dentro de la ciudad, en la calle llamada Castellana en dirección a la plaza del Portillo, donde abrieron un pequeño oratorio para el culto, y en ella permanecieron hasta la supresión general en el año 1835... En el día se halla vendida por la Nación la casa-Hospicio que habitaron los religiosos hasta su extinción".

El edificio fue destinado para el arriendo de habitaciones. En octubre de 1838 las lluvias causaron algunos desperfectos y fueron necesarios algunos reparos en el edificio, llevándose a cabo con mucha morosidad, dada la escasez de medios con que se desenvolvía la Junta.

El 22-5-39 Alberto Lisón pide el convento, es decir la casa-Hospicio de la calle Castellana, en calidad de censo redimible por 1.200r anuales, corriendo a su cargo los reparos necesarios, contribuciones y mejoras. Se consulta a la Superior recomendando la solicitud y se manda que en Amortización preparen un expediente con arreglo al art.20 de la Instrucción del 1-9-37. Tras la respuesta de la Superior el 9 de junio se le hace saber a Lisón que su solicitud ha sido denegada porque solo se puede ceder en esas condiciones para fines de utilidad pública; con todo, si está interesado en la compra del local, que lo manifieste y se iniciará el expediente de venta. No se obtuvo respuesta del interesado.

10.3.8.- CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DE COGULLADA

Pertenecía a los capuchinos y estaba situado a media legua de la capital, en la margen derecha del Gállego y a la izquierda de la carretera de Barcelona. Madoz dice de este convento que

"habiéndose suprimido en el año 1835 su iglesia actual y construida a expensas de la Cofradía de la referida Virgen, ha quedado bajo su cuidado y dirección, la cual celebra todos los años su festividad hacia el segundo día de Pascua de Pentecostés, y aumentada la concurrencia con tal motivo, sus frondosas arboledas, fecundadas por el Gállego prestan aliciente a solitarios paseos y bulliciosas romerías. La mayor parte de las familias zaragozanas pasaban en este sitio días de campo. En el convento se preparaban unas tortillas muy especiales, con variedad de hierbas. Tenía fama y gran reputación esta comida, y en las funciones que se preparaba se decía:"A comer una tortilla a Cogullada" 

Por lo que se refiere al edificio del convento, las únicas referencias que aparecen aluden a su arriendo. El 28-1-39 Mariano Pastor ofrece 320r por él y la Junta dispone que sea tasado por el arquitecto y que se prepare el pliego de condiciones. Cuando Gimeno presenta su informe dice que este convento "llama la atención por lo desmantelado que lo ha encontrado de puertas y ventanas y que no duda de que si la Junta interroga al administrador y capellán de la iglesia, se averiguará quién las ha extraido". La Junta dispuso que se oficiara a su administrador y al citado capellán y que se procediera a la subasta de arriendo.

Las pujas no debieron cubrir el tipo solicitado porque meses después, el 29-10-39, Ramón Gracia Tomey solicita el arriendo del edificio y se le envía a Amortización para que le informen sobre la tasación y vea el interesado si le conviene.

10.3.9.- CONVENTO DE PADRES AGONIZANTES DE SAN CAMILO

Situado a la entrada de la calle de la Morería Cerrada. Se trataba de una casa pobre con una pequeña iglesia y pocos individuos dedicados a atender a los moribundos. En 1850 la casa e iglesia se hallaban ocupadas por familias particulares.

El 16-8-37 llega a la Junta un oficio del administrador de Rentas decimales, pidiendo para granero la iglesia de la Mantería, pero no ha lugar por hallarse ocupada y se le comunica que puede ocupar la de San Ildefonso o San Camilo, todavía vacantes.

El 6-6-38 la Junta devuelve a Ignacio Arilla, administrador de este convento (y de los de San Lamberto y el Colegio de Agustinos descalzos y San Vicente) las cuentas de los alquileres que había presentado, por considerarlas incorrectas. Arilla informa a la Junta el 25-10-38 de los reparos necesarios en este edificio, en el de San Lamberto y en el de San Vicente a causa de las últimas lluvias. Las obras se debieron hacer lentamente, a juzgar por la factura de arquitecto presentada casi un año más tarde.

Al hablar del colegio de la Mantería nos hemos ocupado ampliamente de los problemas que la instalación de unos tornos acarreó a la Junta. Cuando se le conminó para que abandonase aquel edificio, el Intendente Militar apoyó la solicitud de Landa para que no se le hiciera salir y además se le concediera la iglesia de San Camilo para destinarla al mismo uso. Fue necesario celebrar una sesión extraordinaria el 29-12-39, en la cual se le permitió que continuara en la Mantería, per no se le concedió San Camilo, pues como se decía en el informe estaba ya ocupado y sus inquilinos pagaban regularmente y no se les podía expulsar.

 

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Última actualización:
18/08/07