Hace miles de años que nuestros antepasados humanos aprendieron a construir cabañas
para refugiarse de las inclemencias del tiempo,
mientras que sólo hace muy pocos años que hemos sido capaces de construir
grandes rascacielos de más de 100 plantas.
Ambas construcciones son extremadamente distintas. La cabaña es simple,
elemental, pequeña e insignificante en comparación con el rascacielos.
Pero
tanto si queremos construir una cabaña como el rascacielos más grande del mundo, el arquitecto
utilizará exactamente
las mismas leyes fundamentales. La estabilidad estructural de la cabaña y la
del rascacielos obedecen a las mismas leyes de la naturaleza. A pesar de sus
enormes diferencias ambas edificaciones pertenecen a un mismo mundo natural.