"La desamortización de Mendizábal en la provincia de Zaragoza (1836-1851)". P. Marteles, 1990. (pmlemr@gmail.com)
|
3.2.- LA DEDICACIÓN PROFESIONALA pesar de las posibles ocultaciones la mejor fuente para conocer la capacidad económica y dedicación profesional de los compradores de la época estudiada son los libros de contribución. Pero su valor descriptivo es superior para el conocimiento de la actividad urbana que para el de la propiedad, limitado a una cifra de contribución por el concepto de "Hacienda" sin distinguir siquiera si se trata de bienes urbanos, rústicos o incluso de productos del ganado. El manejo de esta fuente tiene interés primordial para conocer el medio urbano de la gran ciudad, su proyección o composición comercial y profesional. La tarea requiere un enorme esfuerzo si no se quiere limitar a alguna que otra nota de pie de página que "decore" la presentación de algún comprador. A pesar de su enorme volumen de nombres (están hasta los que pagan un real y por tanto convierte en significativo el hecho de no figurar allí), si se tienen ya las listas de compradores, la tarea resulta viable a base de recorrer una y otra vez los miles de nombres hasta detenerse al identificar a uno cuyo apellido nos "suene". Cuando el número de compradores de la vecindad de que se ocupa el libro es muy elevado recomendaríamos que esos recorridos se hagan por tramos de letras iniciales del apellido, es decir, tener delante una lista con los apellidos, por ejemplo, de la A la E, y tras un esfuerzo de memorización o familiarización con ellos, iniciar el recorrido a lo largo de todo el libro. A partir de los libros de contribución resulta posible una buena clasificación socio-profesional de los compradores. Por supuesto no es la única vía y existen multiplicidad de otras fuentes que lo permiten de una manera más o menos precisa. Para llevarla a cabo cada autor puede desarrollar su tipología y de hecho así ha sido. Ello, por consiguiente, ha conducido a una especie de caos generalizado que impide la comparación de unas provincias con otras y de unas etapas desamortizadoras con las siguientes. FONTANA (1985,nota p.239) considera como probable mejor estudio de los compradores el llevado a cabo por GONZÁLEZ DE MOLINA (1985, cap.VII) para la desamortización del Trienio en Andalucía. Analizada su clasificación socio-profesional de los beneficiarios, con miras a su posible utilización, a la vista de nuestras fuentes y la época estudiada, la hemos desechado por inviable y ello por varias razones: a)- Mantiene la categoría de arrendatarios, a pesar de su poca entidad, y la aplica a los que tienen fincas arrendadas del clero regular (la ha obtenido de los libros Inventario de los conventos). En el libro de contribución de 1844 de Zaragoza aparecen todos los que pagan algo como arrendatarios de fincas rústicas y efectivamente en muchos casos son sólo arrendatarios, pero en muchos otros a la vez que arrendatarios los mismos sujetos aparecen como tratantes de grano, paja, etc. y propietarios con algo de, y en ocasiones bastante, hacienda. b)- Reservar dos categorías para el clero, distinguiendo entre regular y secular, es innecesario para esta etapa. c)- El apartado de propietarios y hacendados, sin estratificar, puede unir a grandes con mini-propietarios y como "origen socio-profesional" no describe nada concreto y mucho menos corresponde a "una relación absentista, rentista con sus propiedades", como sus propios datos indican, pues el 65% de los inversores de esta clase compraron una extensión inferior a una hectárea (p.381). Este apartado debería ser un poco como el cajón de sastre para el que reservemos aquellos sujetos de los que sólo conocemos esa faceta y por consiguiente mantener una enorme cautela a la hora de pretender sacar conclusiones. d)- La categoría de empleados, con un solo representante, no se aprecia bien a quién puede aplicarse, o distinguirse de la de funcionarios. Un empleado de Hacienda, de la Diputación, o de la Hermandad de Regantes ¿es un empleado o un funcionario? Con miras a conseguir una clasificación generalizable nos parece, como punto de partida, una excelente propuesta la de CASTRILLEJO (1987,p.132 y ss.) que parte de la Clasificación Nacional de Ocupaciones que se emplea en la declaración de renta y de otras encuestas que utilizan los criterios de los censos actuales de población. Castrillejo propone distinguir entre: 1.- Profesionales y técnicos 2.- Propietarios y rentistas 3.- Personal de servicios y empleados 4.- Comerciantes y vendedores 5.- Agricultores y ganaderos 6.- Miembros del sector secundario 7.- Miembros del clero y del ejército 8.- Sin profesión conocida Y esta será, en términos generales y con el desglose en subcategorías que se presentarán en los cuadros de resultados, la clasificación que adoptaremos en nuestro trabajo.
|
|