"La desamortización de Mendizábal en la provincia de Zaragoza (1836-1851)". P. Marteles, 1990. (pmlemr@gmail.com)
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9.5.- VENTAS DE CAMPANAS DE CONVENTOSUno de los cometidos de la Junta consistió en encargarse del apeo de las campanas de todos los conventos de la provincia y ocuparse de su traslado a la capital. El apeo era anunciado en subasta y correspondía a los Ayuntamientos designar la persona que las trajera a Zaragoza, corriendo a cargo de la Junta los gastos de transporte. De acuerdo con las fechas de su supresión, se desmontaron en primer lugar las de los conventos de varones y después las de las monjas. Una vez almacenadas en algún convento de la capital, un sargento de Carabineros se encargaba de la custodia del depósito. Si alguna campana no llegaba a ser abatida, como ocurrió con una de Santa Engracia o la campana "Isabela", de la iglesia de San Cayetano de Zaragoza, el mismo sargento se ocupaba de tasarlas in situ. A las subastas de venta del metal de esta procedencia se les daba publicidad por todo el país y en los casos de cesión al Ejército del plomo de las campanas, el gobierno fijó finalmente un precio uniforme para todas las provincias. En los primeros meses, hacerse con todas las campanas de la provincia era de suma importancia, no sólo por su valor económico, sino por el valor estratégico. En una época de guerra civil, una campana en manos del enemigo es aumentar sus posibilidades de agresión (previa trasformación en proyectiles y cañones, por supuesto). Las órdenes relativas a este asunto fueron siempre muy tajantes, tanto las de la Junta Superior a la Provincial, como las de ésta a los comisionados subalternos y Ayuntamientos. Gran parte de las campanas se pudo recoger rápidamente y se procedió a su venta, pero no debió ser muy ventajosa la operación porque el 16-8-37 llega a la Junta una R.O. de 22-7-37, en la que se manifiesta que es ínfimo el valor de la subasta de las campanas de la provincia de Zaragoza y que se espera que el hecho no vuelva a repetirse. El 1-9-37 el Comandante de Artillería de la Plaza ofrece pagar l8 reales vellón por la arroba de plomo del armazón de las campanas y la Junta acepta la oferta. El 29 de ese mismo mes llega una R.O. del día l5 en la que se dan instrucciones para la venta en pública subasta de las campanas. Se procede entonces a hacer una relación de las que hay en depósito y de las de los pueblos que todavía no se han trasladado a la capital. El comprador de este lote fue José Miguel Navarro y la Junta tuvo que enviarle un oficio el 17-10-37 para que pagara un real y medio más la arroba por encima del precio ofrecido en el remate, en concepto de derechos de extracción, pues así lo disponía una R.O. recibida de 27-9-37. Por esas fechas, la Junta reclamó seis campanas de las que desconocía su paradero al Comisionado principal de amortización. Y éste informa el 2-12-37, que cinco de ellas están en el convento de los Agonizantes y la otra todavía no se ha podido llevar allí. Son varias las noticias que hemos encontrado sobre traslado de campanas a la capital. El 19-9-37 se abonan a Pedro Bayona, vecino de Vera, 377r por el traslado a Zaragoza de las campanas del Monasterio de Veruela. El 29-9-37 llega un oficio del Comandante de Armas de Caspe, manifestando que una partida de facciosos se ha llevado la campana de la ermita de Santa Bárbara de Fabara. Ante este hecho, la junta vuelve a oficiar para que activen el envío y en términos similares a los de 23 de junio, a los Ayuntamientos remisos. En la sesión de 6-10-37 se lee el estadillo sobre cómo andan las gestiones en este sentido y vuelven a enviarse apremios. Días después, el 17-10-37, se abonan 100r a Mariano Casao por haber trasladado las campanas de la Almunia y se recibe el aviso que el Ayuntamiento de Ateca manda con la noticia de que acaba de enviar sus campanas a Zaragoza. El 4-11-37 llega un oficio del Ayuntamiento de Maella, dando sus razones para no haber procedido todavía a apear las campanas, y se le contesta que lo hagan cuando puedan y que para mayor seguridad las depositen momentáneamente en el fuerte de Caspe. La recomendación resultaría inútil, pues el 23-11-37 llega un oficio del Sr.General 2º Cabo, manifestando que las campanas de Maella han sido robadas. Finalmente, el 15-1-38, el Comandante de armas de Caspe informa haberse llevado una campana de la Capilla de San Antonio de Fabara y otra de los Franciscanos de Maella. Ante los hechos acaecidos en la zona, había creído conveniente actuar con toda rapidez y por eso había hecho el traslado sin consultar previamente. La Junta dispuso el 2-12-37 que se subastaran, a petición de Ramón Garasa, vecino de Luna, las 24 arrobas del metal de las campanas del convento de franciscos de Monlora. Para proceder a la enajenación se pidió su traslado a Zaragoza y ante la respuesta del alcalde de Luna de que no las enviaba, ya que iba a ocasionar más gasto que beneficio, debido a la distancia y a que por su peso era difícil sacarlas, la Junta le envió un oficio conminándole a que lo hiciera con toda celeridad, aunque fuera a pedazos. Por fin el traslado se llevó a cabo y se abonaron al alcalde de Luna 105r por gastos de apeo y envío de las campanas. Estas pesaron, hechas pedazos, casi 27 arrobas más otras 3 de hierro. El desmonte de las campanas del monasterio de Santa Engracia, en la misma capital, también ocasionó algún problema, aunque de distinta índole, a la Junta. El 11-8-37 el rector y parroquianos de la iglesia le comunicaron que se negaban a hacer efectivo el pago de una campana hasta que no dispusiera de ella la Junta de Enajenación de Huesca, a cuya diócesis pertenecía el monasterio. Se les responde que Santa Engracia corresponde al distrito civil de Zaragoza y que, por lo tanto, corresponde a su Junta entender en ello y que si en el plazo de tres días no hacían efectiva la cantidad que se les asignara, se procedería a su descendimiento y traslado al depósito. No fue necesario llegar a tales extremos; veinte días más tarde se recibió la respuesta de los interesados de la parroquia, por la que se avenían a pagar el importe de la campana. El 29-12-37 llegó un oficio de la Superior, apremiando a la Junta para que acelerase sus gestiones, porque el envío de las campanas a los puntos señalados se estaban llevando a cabo con extrema lentitud, según su parecer. Se contesta que todas las campanas habían sido enviadas ya a su destino, menos las que se hallaban situadas en zonas de facciosos, pero la Superior vuelve a insistir el 23-2-38 con otra R.O. por la que se urge al rápido apeo de las campanas secuestradas. El 21-5-38, de conformidad con una R.O. de 26 de abril, se dispone que se mantenga en su sitio una campana, de mediado tamaño, en todas las iglesias que hubieran sido devueltas al culto por la Autoridad Eclesiástica Diocesana antes de la publicación del Real Decreto de 8 de marzo de 1834. Como hemos dicho anteriormente, las campanas de los conventos de monjas, se enajenaron con posterioridad a las de los frailes. La primera medida a este respecto fue la de 29-12-37, por la que se disponía que se anunciase la subasta de apeo de las campanas de los conventos de monjas de la capital. Con respecto a las de la provincia, en esa fecha no se dispone nada todavía, pues se desconoce las que habrán de quedar en sus sitios. Con fecha 2-7-38 D.Agustín Luis, sargento de Carabineros, encargado del almacén, comunica que ha depositado ya las 4 campanas "únicas que ha encontrado en los conventos suprimidos de religiosas y corresponden a saber: una de Altabás, dos de Santa Fe y una de las Vírgenes, donde han quedado un cimbalito y una pequeña, según indicación que el capellán del mismo le hizo para que las dejase, de orden sel Sr. Vicario General." Finalmente, el 21-9-39 Lorenzo Sanmiguel, vecino de Zaragoza, ofrece comprar el metal de las campanas existentes. Cinco días después se hace pública la cantidad de metal que hay almacenado y se prepara el pliego de condiciones. De esa forma, las noticias sobre este tema acaban cuando, con fecha 4-12-39, la Junta informa a la Superior de que el metal de todas las campanas que tenía ha sido entregado ya. Además de las noticias de venta que hemos reseñado, cabría enumerar otras que hacen referencia a solicitudes de cambio. En estos casos, se pide a la Junta que conceda cambiar algunas campanas en el mal uso, por otras de las recién desmontadas. En este sentido, el 29-9-37 se concede al cura de Lumpiaque el canje de una rota por otra sana de las existentes en los almacenes, siempre que abone la diferencia de peso, si la hay, tasándosele a razón de 230r el quintal. El 23-2-38 el Ayuntamiento de Bardallur suplica el cambio de dos campanas rotas de la iglesia por una y dos cimbales. Se les concede lo solicitado a cambio de que abonen o pierdan la posible diferencia de peso. Lo mismo se dispone el 4-12-39 para el Ayuntamiento de Nuez que quiere cambiar una campana rota y el 15-4-40 para el regente de la iglesia parroquial de Sástago D. Francisco Mallén que solicita otra, a cambio de la de la iglesia, que se encuentra inutilizada. |
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